Hay dos puertas abiertas, escoge hoy por donde entrar.
Hablando espiritualmente, hay dos puertas abiertas y disponibles para que el hombre entre por ellas; aquí lo importante es conocer cada una de ellas y sus futuras implicaciones, y luego tomar la decisión correcta. ¿Pero, cuál es la recomendación de Dios para el hombre?
Texto:
Mateo 7:13-14.
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos son los que entran por ella; porque
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los
que la hallan”.
CONCLUSIONES.
El género humano no fue plantado aquí en la tierra
solamente para que se multiplicase y se enseñorease de la creación hecha por
Dios y que luego muriera y su historia fuera puesta en el olvido; hay propósitos
más profundos tanto para Dios como para el hombre.
Dios creó al hombre para su gloria, honra y alabanza; es
decir, que su idea era tener seres que voluntariamente le alabasen y cantasen a
su nombre, lo cual es una tarea que no tiene fin, dado que los redimidos luego
de su muerte física entrarán en la nueva Jerusalén, donde alabarán a Dios en su
templo perpetuamente. Entonces, aquí en la tierra, debemos aprender a alabar a
Dios como uno de nuestros mayores sacrificios, máxime cuando lo hagamos en
medio de sufrimientos y por eso esta alabanza es exquisita para Dios, algo así
como un café de esos de alta calidad.
Por su parte el hombre, debe tener como propósito
fundamental (mientras dure su existencia terrenal) el alejarse de los vicios y
pecados y acercarse arrepentido a Jesucristo, para que Él mediante su sangre lo
lave de sus pecados, y lo presente delante de Dios el Padre como un verdadero
hijo, justo y merecedor de la vida eterna; de lo contrario terminará su vida
aquí y luego que muera irá a un lugar de castigo, porque murió en pecado y la
paga del pecado es muerte: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la
dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 6:23.
¿Pero qué tiene que ver esto con las dos puertas?
Fuimos creados para cumplir con unos propósitos eternos y
para ello debemos caminar por la puerta estrecha; de lo contrario, si seguimos
caminando por la puerta ancha, al final del camino nos estará esperando el
infierno, donde terminarán de manera abrupta todos nuestros sueños y proyectos
y aún los buenos propósitos de Dios quedarán truncados para el hombre.
Y si piensas que Dios debió habernos creado y puesto de
una vez en un ambiente bueno, por ejemplo el cielo y no en la tierra como lo
estamos viviendo ahora, debes conocer que el ambiente terrenal es la escuela
perfecta, donde el hombre se enfrenta al bien y al mal y puede escoger
voluntariamente hacia donde ir; es decir, que Dios quiere personas que le
alaben en espíritu y en verdad y no individuos obligados a hacer lo bueno,
porque allá no habría nada malo por hacer; lo que hubiera ocurrido si hubiéramos
nacido directamente en el cielo: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también
el Padre tales adoradores busca que le adoren”. Juan 4:23.
La puerta ancha.
Hay una gran población mundial que está muerta espiritualmente
a causa del pecado y que no han buscado la manera de arrepentirse; estos son
los que hoy andan por la puerta ancha, tan ancha que por esta cabe casi toda la
humanidad con sus vicios, su maldad, sus injusticias y sus pecados: “Porque
ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos
son los que entran por ella”.
Estos no necesitan escoger una puerta, porque ya están
transitando por la puerta ancha; pues el hecho de no escoger nada, hace que la
corriente de este mundo los conduzca por la puerta de más fácil acceso.
Por esta puerta también transitan los religiosos, que son
aquellos que creen que siguiendo los ritos y tradiciones de su religión se van
a salvar; y los idólatras, que creen que las imágenes hechas de metal, de yeso
o de piedra, los van a librar de la ira de Dios. También transitan por esta
puerta los incrédulos que andan sin Dios y sin ley, los que están aferrados a
las cosas materiales y que creen que no necesitan de salvación para su alma y su
espíritu.
Los que andan por la puerta ancha generalmente viven sin
sufrimientos ni congojas, dado que el ejército de las tinieblas no los ataca
porque con sus obras le están sirviendo al maligno. El pecado es el que los identifica como
propiedad del diablo y entonces el diablo no necesita perseguir a los suyos
porque ya los tiene en sus manos y no representan un peligro para sus planes
perversos; en cambio al cristiano si lo debe atacar, para ver si lo sacude y lo
logra sacar de los caminos de Dios y hacer que se convierta en un aliado suyo.
La puerta estrecha.
Y hay otra puerta que es estrecha y por allí caminan solo
aquellos que se han arrepentido, que han entregado sus vidas a Jesucristo y le
han recibido como señor y salvador; y se llama estrecha y angosta porque
por allí caminan muy pocos y porque es un sendero lleno de incomodidades, de
sacrificios, de estrecheces, de renuncias, de tropiezos y hasta de espinas, y
que es atacado constantemente por las tinieblas, porque estos son los
verdaderos hijos de Dios, que representan un ejército formidable que lucha en contra
de las tinieblas: “Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que
lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.
Esta puerta estrecha a diferencia de la ancha, conduce
exclusivamente a la vida, a esa vida eterna en el reino de los cielos; porque
es tan estrecha que por allí no cabemos con nuestros vicios y pecados y por lo
tanto si el hombre no se arrepiente de verdad, no cabrá por ella.
¿Cuál es el mandato de Dios?
Él nos manda a entrar por la puerta estrecha, porque a
través de ella es que podemos entrar al reposo eterno en el reino de los
cielos; a través de ella podemos llegar hasta el Padre y allí estaremos en
perfecta comunión con Él por una eternidad: “Entrad por la puerta estrecha”.
¿Y por qué son pocos los que la hallan?
Podríamos hablar de muchas causas, pero aquí mostraremos
las más comunes:
1. Pudiéramos
decir que una de las mayores causas es la ignorancia, pues la mayor parte de la
humanidad no sabe cuáles son esas las dos puertas y mucho menos sabe qué es el
cristianismo, que es donde Dios reveló su obra redentora para la humanidad y
donde puso la puerta estrecha.
2. Otra causa de
mucho peso, es que el hombre está amañado con su vida pecaminosa, con su vida
llena de los placeres del mundo y de los deleites de la carne, entonces no
quiere abandonar esa zona de confort para entrar en una zona de abstinencias y
sacrificios, pues no ha creído lo suficiente en que un día seremos juzgados
según nuestras obras, y por ende su vida llena de placeres pesa más que un
futuro infierno que para él supuestamente no existe: “Porque el Hijo del
Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a
cada uno conforme a sus obras”. Mateo 16:27.
3. Han existido y existen hoy religiones que quieren
sustituir la obra redentora de Jesucristo, brindando al hombre una vida religiosa
que armoniza con el pecado y que los incita a seguir infringiendo las leyes
divinas y a depositar la responsabilidad de su salvación en algunos
intermediarios como María y otros muchos santos creados por la iglesia popular;
sabiendo de antemano que el único camino y la única puerta es Jesucristo: “Porque
hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre”. 1 Timoteo 2:5.
Estimado hermano y amigo, es necesario escapar de esa
puerta ancha por donde caminan los pecadores inconversos y por donde la gente
va a un infierno seguro y llegar arrepentidos a los pies de Cristo, para que Él
nos guíe por la puerta estrecha que conduce a la salvación de nuestras almas. Debe entender que, siguiendo la puerta ancha,
no podrás cumplir con los propósitos que Dios tiene para tu vida, y por tanto
quedarás excluido del reino de Dios para siempre.
Y finalmente cabe recordar que Jesucristo es aquella
puerta estrecha, que con seguridad nos conducirá a la vida eterna en el reino
de los cielos: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y
entrará, y saldrá, y hallará pastos”. Juan 10:9.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.
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