¿Se siente usted aborrecido?
¿A quién le gusta ser aborrecido? Seguramente a nadie, pero si su vida parece estar llena de armonía aún con la gente del común, entonces algo anda mal en su vida espiritual.
Texto:
Mateo 10:22.
“Y seréis aborrecidos de todos
por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el
fin, éste será salvo”.
CONCLUSIONES.
Hablando de amor, en este planeta hay dos tipos de
personas: Los que aman a Dios y los que aman al mundo; mejor dicho, los hijos
de Dios y los hijos de desobediencia.
Los que aman a Dios (que son una minoría), indudablemente
están transitando por la puerta estrecha que lleva al reino de los cielos y que
fue abierta por nuestro señor Jesucristo el hijo de Dios: “Jesús le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Juan 14:6.
Los que aman al mundo (que son la mayoría), están
transitando por la puerta ancha que lleva a la perdición, la cual fue abierta
por las tinieblas: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la
puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que
entran por ella”. Mateo 7:13.
¿Ahora, cuál es el punto de esta discusión? Que el hecho
de caminar a través de la puerta estrecha que es Jesucristo, hace que los que
andan por la puerta ancha sean sus enemigos; esto se da porque el comandante de
ese ejército es el diablo, quien aborrece a los hijos de Dios (los verdaderos cristianos),
y se vale de sus seguidores y los usa como instrumentos para atacar a los cristianos
y tratar de hacerlos retroceder de sus caminos, para hacer que nieguen a Dios,
para hacer que vivan en pecado y que finalmente pierdan la salvación. En cambio, los que
están en las filas del diablo no son atacados por este, ya que él no tiene
motivo para atacarlos (pues son suyos y se vendieron a él a través del pecado);
pero el diablo sí declara objetivos militares a los que están en el bando
contrario.
De ahí que la gente del mundo inconsciente o
voluntariamente aborrezca al pueblo cristiano, porque su padre el diablo les ha
enseñado que los cristianos son unas personas raras, locas, detestables,
religiosas y que más bien son dignas de destrucción. Si no gustaban de
Jesucristo con la cantidad de señales, milagros y prodigios que hacía a favor
de la humanidad de aquel entonces, mucho menos gustarán del pueblo cristiano
que son una minoría sobre la tierra: “Si el mundo os aborrece, sabed que a
mí me ha aborrecido antes que a vosotros”. Juan 15:18.
¿Y cuál es la razón que nos presenta Jesucristo para este
aborrecimiento al pueblo cristiano? La razón es simple, el mundo no nos quiere
porque no somos iguales a ellos y tampoco pertenecemos a sus filas; mientras
los cristianos buscamos hacer la voluntad de Dios, ellos buscan hacer maldad,
pecado e injusticia, o sencillamente ignoran a Dios y así de esta forma
complacen a su padre el diablo: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo
suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el
mundo os aborrece”. Juan 15:19.
Y como consecuencia de aborrecer al pueblo cristiano, es
que surgen también las persecuciones; hasta el punto de llegar a una iglesia
cristiana y cometer atrocidades contra sus miembros: “Acordaos de la palabra
que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han
perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra,
también guardarán la vuestra”. Juan 15:20.
¿Y por qué actúa así la gente del mundo contra el pueblo
cristiano? La razón es simple, a la gente del común le falta el conocimiento de
Dios y también le falta su gran amor, y por eso aborrecen todo lo que sea contrario
a su forma de pensar y a su forma de vivir; máxime cuando la ideología de su
líder el diablo es perversa, porque él solo vino para matar, hurtar y destruir
la creación de Dios: “Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque
no conocen al que me ha enviado”. Juan 15:21.
Pero el hecho de que la gente del mundo no tenga
conocimiento, no quiere decir que estén exentos del castigo y por supuesto que
no tendrán excusa, ya que Jesucristo bajó del cielo y se hizo hombre para
ejecutar su plan de redención y el mundo no lo recibió en ese entonces y
tampoco lo recibe hoy (a excepción de unos pocos); pues el evangelio de
Jesucristo se ha predicado en toda nación, en toda lengua y por todo medio de
comunicación, lo que parece impactar solo a unos pocos; el problema es que el
mundo no quiere oír la Palabra y tampoco quiere el conocimiento de Dios: “Si
yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no
tienen excusa por su pecado”. Juan 15:22.
El problema de rechazar el evangelio de Jesucristo es que
fuera de aborrecer al hijo de Dios, también estamos aborreciendo al Padre quien
le envió a ejecutar la obra de redención a favor del hombre; y como resultado
de ese rechazo, entonces los hombres inconversos tendrán que ir al lago de
fuego y azufre a sufrir por una eternidad: “El que me aborrece a mí, también
a mi Padre aborrece”. Juan 15:23.
¿Y por qué debemos creer en el evangelio de Jesucristo?
La Biblia es un conjunto de libros, unos revelados por el Espíritu Santo de
Dios a través de sus profetas, otros revelados por el mismo Jesucristo, otros son
hechos reales e históricos y los principales son los evangelios, que son el
testimonio de la vida y las obras de Jesús durante su estadía en la tierra,
como el Verbo hecho carne; por lo tanto sino aceptamos este testimonio,
entonces somos aborrecedores de la verdad, así como también de las tres
personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo: “Si yo no hubiese hecho entre ellos
obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han
aborrecido a mí y a mi Padre”. Juan 15:24.
Y así como el mundo aborrece sin causa a Jesucristo y a
su evangelio, también de la misma forma aborrecerán a todos sus seguidores (los
discípulos de Jesús), que somos el pueblo cristiano: “Pero esto es para que
se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron”.
Juan 15:25.
Estimado hermano y amigo, si usted no se siente
aborrecido, seguramente usted pertenece al común de la gente y no al pueblo de
Dios; pues si estás militando en el ejército de las tinieblas, entonces no
tendrás quien te aborrezca ni te persiga, porque eres uno de ellos y allí
estarás seguro y hasta disfrutando de ciertas dádivas que puede otorgar el
diablo, mientras estés sirviendo a sus propósitos.
No se necesita ser malo y perverso para pertenecer al
ejército de las tinieblas, pues también son de ese bando los supuestos
cristianos que están cobijados por alguna denominación o religión, pero que
continúan en su vida pecaminosa y que por ende aún no han nacido de nuevo; y
estos son los soldados más codiciados por el diablo, porque estos son los individuos
que usa para infiltrar y causar daños en el rebaño de Jesucristo, que es su
ejército enemigo.
Los que se creen ser buenos y no han entregado su vida a
Jesucristo, también son del bando de las tinieblas, pues han hecho a Dios
mentiroso, porque Dios dijo que todos éramos pecadores y que estábamos muertos
espiritualmente, más ellos se sienten limpios y dignos de heredar el reino de
los cielos, por tal razón también son merecedores de castigo: “Por tanto,
como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así
la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. Romanos
5:12.
Pero si te apartas del mal, acudes arrepentido a
Jesucristo y empiezas a caminar en obediencia y santidad a su Palabra, entonces
ahí si te aborrecerá todo el ejército de las tinieblas y comenzarás a vivir un
verdadero calvario; máxime cuando empieces a dar testimonio de Cristo y a
compartir con otros la Palabra de Dios; porque si eres un cristiano invisible,
del que nadie sabe de qué bando es, el mundo creerá que eres parte de ellos y
con sobrada razón, pues no estás cumpliendo con los propósitos de Dios de ser
“luz del mundo” y de “hacer discípulos”: “Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”. Mateo 5:14.
Y si sufres vituperios, persecuciones y eres aborrecido,
no te preocupes, que este problema no durará toda la vida y que tenemos una
promesa de vida eterna de parte de Dios para los que perseveremos en sus
caminos: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo”.
¿Eres aborrecido por causa de Jesucristo? Entonces eres
un bendito hijo de Dios. ¿El mundo te sonríe, te halaga, te da regalos y te da
palmaditas en la espalda? Horrorícese, porque entonces usted es un miembro de
las tinieblas y cuando muera irá a hacerle compañía al diablo en el infierno.
¿Eres aborrecido por causa de tus injusticias y maldades? Te lo tienes
merecido, pero todavía tienes oportunidad de arrepentirte y caminar con Jesús
hacia el reino de los cielos.
Que Dios los bendiga grande y
abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta
sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y
me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre
derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y
Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me
purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo
Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a
leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda
estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y
si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por
salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.”
Hechos 2:21.
Amén DB
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