Nada quedará oculto para siempre.

El hombre del común actúa injustamente y bajo pecado amparado en dos falsos principios: Primero que Dios no existe en el caso de los ateos y que, por lo tanto, no hay quien esté mirando lo que hace el hombre; y como segundo en el caso de los religiosos, que como sus dioses son ídolos que no oyen, ni ven, ni entienden; entonces que toda maldad e injusticia que hagan quedará oculta.

Texto: Eclesiastés 12: 14.

Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”.

CONCLUSIONES.

Es indudable que habrá un juicio final, donde se deben presentar todos los seres humanos y para eso los muertos deben ser resucitados y los vivos deben ser transformados para recibir ambos un cuerpo incorruptible: “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”. 1 Corintios 15:52; luego de lo cual se deberán presentar ante el juicio: “Diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. Apocalipsis 14:7.

Allí no habrán exenciones, ni casos cerrados, ni amnistías, ni próximas audiencias, ni ausentes; pues absolutamente todos serán llevados a juicio; es decir, no hay cartas de invitación, no hay citaciones; sencillamente serán llevados, aún contra su propia voluntad: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apocalipsis 20:12.

No habrá un juicio por cada religión o denominación, puesto que estas no pueden salvar a nadie y mucho menos sus dioses, porque algunas sectas dicen tener unos dioses diferentes; la realidad es que solo hay un Dios, cuyo nombre es Jehová de los Ejércitos y Él es quien hará este juicio según las obras de cada uno; por lo tanto, allí estarán todos los hombres y mujeres delante de Jehová, independientemente de la religión o secta donde hayan pertenecido aquí en la tierra: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”. Mateo 16:27.

Estarán tanto pequeños como grandes allí de pie delante de Dios y las grabaciones de toda nuestra existencia no estarán en archivos de audio ni de video, todo estará plasmado en los libros de la vida; y para recordar todo lo que hicimos no es necesario reproducir un video o un audio digital como lo hacemos hoy en día, sino más bien es el hecho de volver a vivir esa realidad; es decir, como volver al tiempo y a las circunstancias, y estando nosotros como actores revivir los hechos.

Y esos libros de la vida no son como los terrenales que, al mojarse el papel, la tinta se desparrama y lo que había escrito queda borroso y andrajoso; en cambio allí en aquellos libros estarán plasmados los hechos vivos y no un recordatorio de ellos grabado en un medio magnético que más tarde se pueda reproducir, sino está obsoleto o dañado.

Como esto fue hecho por Dios, con seguridad superará los mejores avances tecnológicos que pueda tener el hombre; y por eso dice que traerá toda obra o, mejor dicho, las revivirá: “Porque Dios traerá toda obra a juicio”. Y esta palabra “toda obra”, significa también que es todo lo que hizo el hombre voluntariamente, instintivamente, en público o aún en lo oculto, en la obscuridad, o donde creía que supuestamente no lo estaban viendo y por eso dice: “Juntamente con toda cosa encubierta”.

¿Y cómo hace Dios para observar y guardar todos los hechos del hombre? 

Hay dos medios por los cuales Dios hace este trabajo, en compañía de sus ángeles: El primero es que Dios es omnipresente; es decir que está en todas partes observando lo que hace cada hombre y aún evaluando las motivaciones de su corazón: “Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras”. Apocalipsis 2:23. 

Y como segundo el espíritu del hombre es la lámpara de Dios que está alumbrando su interior y observando todo lo que este hace: “Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, La cual escudriña lo más profundo del corazón”. Proverbios 20:27. Y por estos dos medios es que llega la información a los libros de la vida; por lo tanto, de nada sirve hacer lo malo de noche, pensando que nadie se dará cuenta.

Y los libros de la vida no se limitan solo a guardar lo malo, sino también lo bueno: “sea buena o sea mala”, pues guardar lo bueno es necesario para los galardones que van a recibir los siervos de Dios, aquellos que practicaron la verdad y la justicia; aquellos que dieron su vida, sus talentos y sus fuerzas, para ponerlos al servicio de la obra y de la expansión del evangelio de Jesucristo; y por eso dice: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. Apocalipsis 22:12.

Y recordar que los verdaderos hijos de Dios no estarán temerosos de la muerte física y antes la estarán esperando con gozo para reunirse con su Creador; pues una vez muertos, su Dios guiará sus almas y sus espíritus hasta las moradas celestiales preparadas para ellos: “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte”. Salmos 48:14.

Los que mueren sin Cristo, así hayan sido seguidores de otros dioses, indudablemente serán conducidos por demonios hacia el infierno, donde vivirán en agonía hasta que llegue el tiempo de presentarse ante el juicio final y donde definitivamente serán condenados por rechazar al único y verdadero Dios. Los otros supuestos dioses, si no son ídolos, entonces son representaciones de espíritus inmundos o demonios; pero ninguno es bueno: “Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo uno, Dios”. Marcos 10:18.

¿Y cómo será ese proceso de selección entre los justos y los malos? 

Luego de que cada persona sienta gozo o tristeza a causa de las obras escritas en los libros; entonces los ángeles de Dios llevarán a los justos al reino celestial preparado para ellos y a los malos los conducirán al horno de fuego: “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Mateo 13:47-50.

Y a los justos dirá: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34.

Estimado hermano y amigo, ten la seguridad que habrá un juicio y que Dios conoce absolutamente todas tus obras, buenas o malas; y que allá no habrá tratamientos especiales para nadie, pues los ricos, los poderosos y aún los devotos de cualquier religión o doctrina, seguirán el mismo proceso durante el juicio, donde solo hay una cosa que será evaluada y son los hechos escritos en el libro de la vida. Allí no habrá intercesores, ni abogados corruptos, ni jueces corruptos, tampoco servirán las indulgencias que pagan los fieles de la religión popular; allí solo habrá un juez, Jesucristo el hijo de Dios y las únicas pruebas son las que están escritas en los libros de la vida: “En el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. Romanos 2:16

Y estos hechos serán buenos si están de acuerdo con la voluntad de Dios y serán malos si cometen violación o transgresión de sus mandamientos o si definitivamente ignoran la existencia de Dios o sus mandatos; no será en base a lo que el hombre piense que sea bueno o malo, sino a lo que está escrito en la biblia del cristianismo; ni siquiera aún en lo que está escrito en los manuales de otras religiones, así tengan algunas cosas de valor para la sana convivencia de los hombres.

Por ejemplo, hay una secta que alberga la inmolación como un hecho que supuestamente los acerca a su dios; pero allí se comete suicido y homicidio en gran escala, algo que está prohibido por el verdadero Dios, por lo cual indudablemente el veredicto para este tipo de personas es el ser echados en el horno de fuego; y no habrá otro lugar para los violadores de los mandatos de Jehová.

Y aún sus dioses, que son representaciones de las tinieblas, también estarán en el lago de fuego y azufre por una eternidad; o sea que, si esperabas salvación de parte de ellos, más bien desfallecerá tu alma en profunda indignación, por haber confiado tu salvación en manos de las tinieblas. La buena noticia es que sí puedes confiar tu salvación a Jesucristo el hijo del Dios viviente; arrepiéntete y ven a él, ya que te está esperando con los brazos abiertos.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

  

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