Buscando la bendición de Dios Juan 8:31-38
BUSCANDO LA BENDICIÓN DE DIOS
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en
él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos; y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos
sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De
cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del
pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para
siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Sé que
sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no
halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto cerca del Padre; y vosotros
hacéis lo que habéis oído cerca de vuestro padre.”
Juan 8:31-38
El
Señor está presentando a los judíos la Palabra como la máxima fuente de
libertad. “Y conoceréis la verdad, y la
verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos
sido esclavos de nadie... Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo,
que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:32-34). Hay
una esclavitud más grande que es la esclavitud espiritual, y ellos eran
esclavos del pecado.
Jesús
les dice: “Sé que sois descendientes de
Abraham; pero procuráis matarme, porque mi Palabra no halla cabida en vosotros”
(Juan 8:37). La Palabra no tenía un espacio. Hay espacio para la política, para
la religión, para entretenimientos carnales, para reuniones sociales, para
cualquier cosa, pero no había espacio para recibir la Palabra de Dios.
Las
multitudes estaban muy expectantes y seguían al Señor unos por los peces y los
panes, otros por los milagros, y otros para acusarle; pero la Palabra no
hallaba lugar en sus corazones. Porque si la Palabra hallara lugar en verdad le
amarían, el Señor les dice que serían distintos, pero el problema era que ellos
estaban llenos de mundo, de materialismo, de religiosidad, de vanidades.
La
Biblia nos habla de dos ciegos. “Y dos
ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba,
clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y la
gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo:
¡Señor... ten misericordia de nosotros! Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les
dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos
nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida
recibieron la vista; y le siguieron” (Mateo 20:30-34).
Los
ciegos querían la bendición, ellos querían un toque de Dios, ellos estaban
seguros que algo iba a pasar, ellos querían ver. Dios quiere ampliar su visión,
Dios quiere que crezca, ¿cuánto quiere crecer? ¿Adónde quiere llegar? ¿Qué tan
alto quiere llegar?, hay los que quieren bendición pero no tienen espacio,
porque hay cosas en su corazón que no tienen que estar, hay que sacarlas si
quiere bendición, si quiere crecer, si quiere el poder de Dios.
La
Biblia también nos habla de una viuda. “Una
mujer… clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido ha muerto… y ha venido el
acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te
haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa
tiene en casa, sino una vasija de aceite. Él le dijo: Ve y pide para ti vasijas
prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. Entra luego, y
enciérrate tú y tus hijos; y echa en todas las vasijas, y cuando una esté
llena, ponla aparte... Cuando las vasijas estuvieron llenas...” (2 Reyes
4:1-7).
Eliseo
le dice a la viuda: “¿Qué te haré yo?
Declárame qué tienes en casa”. Ella le dice: “Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite”, y
quiere una bendición grande, ¿usted quiere una bendición grande? Tiene que ir
primero a preparar lugar, abrir espacio, empiece por sus vecinos y vaya por
todas las casas y que le presten vasijas vacías, no pocas, no venga con
escasez, no venga con limitaciones, si se va a limitar quédese en casa,
¿quieres salir de la pobreza, quieres salir de las deudas?, entonces haga
espacio donde va a almacenar la bendición, porque lo que está pensando y
anhelando es grande y no tiene donde guardarlo.
En 2
Reyes capítulo 3, en los días de Eliseo, nos dice la Biblia que hubo necesidad
de agua para el ejército de Judá, de Israel y de Edom; y Josafat rey de Judá
dijo: “¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos a Jehová por
medio de él?” (2 Reyes 3:11), estamos en una total crisis que no hay ningún
profeta en quien podamos consultar a Jehová. Y alguien dijo: “Aquí está Eliseo” (v.11). Y Jehová a
través de Eliseo dijo que preparen estanques, porque va a llover, Jehová va a
mandar agua; pero si no hacen estanques no tendrán agua para beber, ni para su
ganado, ni para sus bestias. Y comenzaron a hacer estanques y luego de un
momento a otro comenzó a llover, y se llenaron los estanques; y bebió el
ejército, el ganado, los caballos y bebieron todos y sobró. ¡Qué bendición!
Rev. Gustavo Martínez
Revista Impacto
Evangelístico, Edición Febrero 2016, páginas 40-41.