Cómo agradar a Dios. Hechos 10:34-35
“Entonces
Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de
personas, sino que en toda nación se agrada del que
le teme y hace justicia.”
CONCLUSIONES.
Para Dios no existen diferencias en cuanto a nivel
académico, experiencia, nivel económico, posición social, país de origen, etc.;
para Dios todas las personas son iguales; y solo hay dos factores que influyen
en el nivel de aceptación que tiene Dios de cada uno de nosotros:
1.
A Dios le agrada el que le teme.
El que teme a alguien, generalmente no
hace lo que a aquella persona le disgusta, el que le teme a la cárcel, procura
no volver a delinquir para no caer de nuevo entre las rejas, y el que teme a
Dios, entonces procura siempre hacer la voluntad de Dios. Si realmente le temes a Dios, entonces
estarás leyendo diariamente la Biblia, estarás buscando permanentemente de Dios
y estarás cumpliendo con sus mandatos.
Si no haces nada de esto, entonces no le temes a Dios y por lo tanto tampoco
le agradas a Dios. Y no es bueno estar
ante el juicio final, conscientes de que nunca hemos hecho lo que a Dios le
agrada, porque tendremos que escuchar el veredicto en contra de nosotros: “No os conozco, id al fuego eterno de los
infiernos”.
Ciertamente es más fácil agradar al
mundo; pues para hacer las cosas que a Dios le desagradan, no se necesita
buscar apoyo, lo encuentra uno donde quiera que esté; en cambio cuando se
solicita compañía para ir a la iglesia, los amigos se pierden o dicen estar ocupados. Para ir de “rumba” todos están dispuestos y
hasta ni es necesario llevar plata; pues en el calor de la fiesta y cuando la
gente está pasada de tragos, hasta los pobres les sobra plata y las
invitaciones vuelan por todos lados.
Si no estás agradando a Dios, entonces
estás agradando al señor de este mundo, o sea a satanás y este último es grande
en astucia, capaz de hacernos sentir bien consigo mismos, para que pensemos que
estamos agradando a Dios.
2.
A Dios le agrada el que hace justicia.
Este mundo está lleno de injusticias y
generalmente aquí se aplica el principio de "El pez más grande se come a
los chicos". El dios de este mundo
es el dinero y por ende todas las personas lo andan buscando a como dé lugar;
así tengan que oprimir más a los pobres, esto es lo que se denomina
injusticia. Hacer justicia para Dios, es
en primer lugar amar a Dios por sobre todas las cosas y en segundo lugar amar a
nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Si en vez de amar a nuestro prójimo lo explotamos y lo ignoramos en sus
necesidades, entonces somos injustos delante de Dios y por lo tanto estamos
desagradando a Dios. Si en este mundo
hubiese justicia y amor por nuestro prójimo, entonces esto sería un paraíso y
no un "caos".
Para saber qué cosas son injustas,
tendremos que escudriñar las escrituras, para descubrir todas las cosas que
Dios nos manda a hacer. En términos
generales, justicia es hacer la voluntad de Dios; pues esta voluntad es justa,
santa y perfecta.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.