Un regalo especial


Seguramente usted es una persona que ha recibido muchas bendiciones de parte de Dios, esto es porque Él lo ama con todo su corazón. Pero usted, como toda la humanidad, ha pecado y esto trae como consecuencia la separación de Dios y la muerte eterna. Pero Él lo ama y no desea que esto le suceda. Es por eso que Dios dio a su único hijo, Jesús, para que muriera en lugar suyo y por medio de su sacrificio en la cruz y su resurrección de entre los muertos, recibiéramos el perdón de nuestros pecados y la vida eterna. ¿No es esto maravilloso?

La paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús. Al recibir hoy a Jesús, recibirá también la vida eterna y junto con ella, al maravilloso Espíritu Santo, quien vendrá a morar dentro de usted para siempre, mientras usted permanezca viviendo en santidad.

Para recibir este regalo, haga ahora esta oración, creyéndola en su corazón y confesándola con su boca:

Señor Jesús, te necesito. Te abro mi corazón y te invito a que entres en mí. Hoy te confieso como mi Señor y mi Salvador y te agradezco por perdonarme todos mis pecados. Yo creo en ti y creo que al recibirte he recibido también el regalo de la vida eterna. Lléname con tu Espíritu Santo. Muchas gracias. Amén.”

Ahora que ha recibido a Jesús como su Señor debe permanecer en Él, teniendo comunión con Él a través de su Espíritu Santo. Lo siguiente que debe hacer puede resumirse en el “HOLA”:

Hablar y testificar a otros que entregaste tu vida a Jesús y que Él te salvó.

Orar, es decir, hablar con tu Padre celestial todos los días.

Leer la Biblia, la Palabra de Dios, todos los días para tu edificación y para que crezca la fe en ti. Te recomendamos comenzar con el evangelio según San Juan.

Asiste a una Iglesia cristiana de sana doctrina en donde se predique la pura Palabra de Dios y crean en el poder del Espíritu Santo. Seguramente tienes un pariente o amigo que asiste a una; llámalo ahora y pídele que te lleve con él.

Esto no se trata de cambiar de religión; sino de ser un discípulo de Jesucristo o un verdadero hijo de Dios.  Sin embargo, cuando ya lo seas, te darás cuenta que las religiones no pueden salvar y que solo lo puede hacer Jesucristo el Hijo de Dios.

Que Dios los bendiga.

 

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