El poder del evangelio (Romanos 1:16-17)


“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”

 

CONCLUSIONES.

1.  El evangelio es poder de Dios.

Pablo, el mayor apóstol de Jesucristo, proclamó que nunca se avergonzaría del evangelio.  ¿Cuál es la razón?  La razón es que el poder de Dios se manifiesta a través del evangelio; es decir, que el evangelio no es una simple obra literaria escrita por hombres; sino un libro que encierra el poder de Dios, inspirado mediante revelación divina.  Este poder de Dios sirve primeramente para la salvación de cualquier persona que crea en Dios y en la obra retentora de su Hijo Jesucristo, como segundo este poder libera, limpia y transforma a las personas.  Este poder es activado cuando se lee con fe y se pone por obra todos los mandatos allí escritos.

¿Deseas salvarte del castigo eterno?  Si este es tu deseo, recuerda que en el evangelio de Jesucristo encontrarás la salvación; pero no te salvarás con solo abrir la Biblia, hay que estudiarla y vivirla diariamente, para llegar al resultado deseado.  Si no crees que haya vida eterna o simplemente no te interesa la salvación, entonces definitivamente no eres hijo de Dios y eso quiere decir que ese poder del evangelio no ha entrado y transformado su vida, porque usted no se lo ha permitido.

El poder de Dios transformará a aquellas personas que lleguen a los pies de Jesucristo, liberándolos primeramente de la esclavitud del pecado, del vicio y de las tinieblas, como segundo limpiándolos y santificándolos como corderos sin mancha, para que sean justificados y para que sean aceptos delante de Dios.
 

2.  En el evangelio, la justicia de Dios se revela por fe.

Para alcanzar la justicia de Dios, es decir, el perdón de pecados y la vida eterna; es necesario acudir al evangelio de Jesucristo, empuñando en nuestro corazón la fe.  Sin fe, ni siquiera podemos esperar que nos guste el evangelio y mucho menos podemos esperar que Dios se agrade de nosotros.  Una vez dentro del evangelio, esta misma palabra, al degustarla, nos aumentará la fe, hasta llegar al punto que nuestros sentidos espirituales sean abiertos de tal forma que podamos tener comunicación y comunión permanente con Dios a través de su Santo Espíritu.

Si nos acercamos con fe a Jesucristo el hijo de Dios, Él nos perdonará, nos limpiará y nos hará hijos de Dios, o sea personas aptas para la vida eterna.

Recuerda que el evangelio de Jesucristo no es una religión, tampoco es una obra literaria, más bien es tan maravilloso, que allí encontraremos el camino hacia la vida eterna.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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