Son dignos de muerte. Romanos 1:28-32

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.”

 
CONCLUSIONES.

En el antiguo testamento, cuando alguien era sorprendido en el acto mismo del adulterio, debía morir irremisiblemente apedreado, y solo con dos testigos era suficiente.  Allí se hablaba solo de la muerte física, ahora en el nuevo testamento se habla también de la muerte espiritual.  Una persona pecadora y no arrepentida, podría verse avocada a pasar por tres tipos de muerte:  La muerte física, la primera muerte espiritual que consiste en ser echado al infierno y la segunda muerte espiritual que consiste en ser echado al lago de fuego y azufre, luego de enfrentar el juicio ante el gran trono blanco.

El texto bíblico nos muestra una serie de pecados, que si son practicados (alguno o varios) por una persona, la tal persona es digna de muerte, refiriéndose a la segunda muerte; pues la muerte física en sí no encierra ningún castigo.  Esta muerte física para los cristianos es un premio, pues se trata de abandonar un mundo lleno de maldad y tribulación para ir al paraíso a morar con Dios.  Estos pecados tienen una antesala; es decir, una causa que los originó y esto es la incredulidad y la indiferencia ante Dios.  Si una persona no quiere creer aun viendo las manifestaciones de Dios a través de su creación, entonces es entregada a una mente reprobada, con la cual empieza a hacer cosas que no convienen, cosas que no edifican y que tampoco le agradan a Dios.

Veamos la lista de pecados que nos hace merecedores de la tan temida muerte segunda, que a muchos no les asusta porque son incrédulos.  Es de anotar que el que infringe un solo punto de la ley, se hace culpable de todos; dirán que esto es extremista, pero el que es capaz de practicar uno, también le da lo mismo caer en cualquiera de los otros.

Santiago 2:10. “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.”

Injusticia.  Es todo aquello que infringe el segundo gran mandamiento, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Fornicación.  En el sentido espiritual es andar tras dioses paganos o figuras hechas de metal, madera o yeso.  En el sentido material consiste en las relaciones sexuales sin un matrimonio previo.

Perversidad.  Todo lo contrario a la bondad, aquello que tuerce el mandamiento divino y que es una manifestación de las tinieblas.

Avaricia.  Deseo incontenible de poseer bienes, riqueza, poder, fama y otras cosas del mundo terrenal.

Maldad.  Todo lo contrario a la voluntad y al deseo de Dios.

Envidia.  Es el deseo de querer tener lo que otros tienen, así nosotros tengamos cosas mejores que ellos.

Homicidio.  Quitarle la vida a alguien haciendo uso de la voluntad propia.

Contienda.  Entrar en pleito con una persona por cualquier asunto.

Engaño.  Prometer, hablar y mostrar lo que no es, con el fin de obtener ventaja frente a otros.

Malignidad.  Todo lo que provenga o tenga relación con el diablo, pues este es el maligno.

Murmuración.  Hablar mal a otros de una tercera persona.

Detractores.  Aquellos que niegan la verdad la cual ya han conocido.

Aborrecedores.  El que no desea nada bueno para con su prójimo.

Injuria.  El que hiere a su prójimo con palabras o con gestos, atribuyéndole cosas malas que no tiene.  Es semejante a la calumnia.

Soberbia.  Es orgullo, el creerse más que los demás en términos de poder y exigir que lo traten como tal.

Altivez.  Es vanidad, el hecho de sentirse más hermoso(a) que los demás y hacer lo posible para recibir admiración. 

Inventor de males.  Hay gente dedicada solo a pensar cómo hacerle mal a la gente y a la humanidad y a convertir su actividad en un negocio.  Aquí van los que inventan armas o virus.

Desobediencia.  Hacer caso omiso a los mandatos divinos (primera autoridad) y también a la autoridad delegada (como padres, esposos, gobernantes, líderes, etc.).

Necios.  El que cree que lo sabe todo y que tiene poder suficiente para controlarlo; sin contar que Dios tiene todo bajo su control y dominio.

Desleales.  Contrario a la lealtad, que traiciona a su prójimo y que también lo hace con Dios.

Sin afecto natural.  Personas que no se aman ni a sí mismos, que no les importa si tienen que pisotear a alguien para alcanzar sus propósitos.  No aman a Dios ni al prójimo.

Implacables.  Que no se puede aplacar a pesar de los llamados, a pesar de los consejos y solo quiere hacer maldad sin mirar las consecuencias.

Inmisericordes.  Que no tienen misericordia, es como el que tira una bomba atómica sin pensar en los niños, ni en las mujeres, ni en los ancianos, ni en la devastación resultante.

Muchos practican estas cosas y aún peor son complacientes con los que andan en los mismos caminos.  Ellos sonríen cuando le están ocurriendo cosas malas a la gente o a la nación, y más bien quieren que todo sea destruido.

Como puede observar es una lista pequeña de los pecados en que se complace el mundo actual y por los cuales mucha parte de la humanidad llegará irremisiblemente a la condenación eterna.  Los que practican tales cosas, entonces son los dignos de muerte.  El mundo no quiere tener en cuenta a Dios, no quiere hacer lo bueno; y por eso cae en la maldad, pues no hay puntos intermedios (o se es bueno o se es malo; pero no neutro).  No se puede decir que hay hombres buenos, aunque hayan desechado a Dios; pues si lo desecharon, entonces son malos porque están en contra de Dios.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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