¿Aún usas levadura? 1 Corintios 5:6-8
“No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura
leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de
la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la
levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin
levadura, de sinceridad y de verdad.”
La levadura se usa en la panadería con el propósito de darle
forma al pan y hacer que este crezca en tamaño mientras es horneado y aunque se
usan pequeñas cantidades, los efectos son enormes y bastante visibles. El consumidor final es entonces cautivado por
la apariencia, por el olor, por el tamaño y no por lo que realmente es o
contenga dicho pan.
En la vida espiritual también hay pan y hay levadura. Jesucristo es el pan de vida eterna, porque
todo el que come de Él tendrá vida eterna en el reino de los cielos. Comer de este pan es deleitarnos escudriñando
su palabra, guardar esa palabra en nuestros corazones y ponerla por obra. En Juan 6:35 dice: “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá
hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Si Jesucristo es pan, también lo son los
hijos de Dios y por eso dice el texto “Limpiaos,
pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa…”
¿En qué consiste entonces la levadura? La palabra nos habla de la vieja levadura,
que es el viejo hombre lleno de vicios, de pecados y de maldad. Este viejo hombre es la levadura que leuda o
fermenta la vida del hombre (la masa), la cual hizo que el hombre fuera
destituido del reino de los cielos. Y no se necesita mucha levadura para romper
nuestra comunión con Dios, puede ser un solo “pecadito” sin limpiar, como la
incredulidad, el que nos fermenta y hace que seamos expulsados de su
presencia. Al quitar o morir al viejo
hombre, la masa queda limpia y apta para ser moldeada y horneada por Dios. Dios nos invita a limpiarnos ya que la pascua
(la muerte del Hijo de Dios en la cruz del calvario), ya fue sacrificada por
nosotros. Como Cristo venció a las
tinieblas en la cruz del calvario, Él tiene el poder suficiente para limpiarnos
y hacernos nuevas criaturas, nuevas masas y solo necesita de nosotros una cosa:
Que le entreguemos nuestras vidas y abandonemos todo tipo de levadura.
Otro tipo de levadura es la malicia y la maldad, que por
cierto es muy abundante en nuestros días.
Este tipo de levadura genera otros pecados en el hombre como: El orgullo, la soberbia y la vanidad; pues la
mayoría de los hombres, a causa de la levadura, se sienten más grandes, más
sabios y más poderosos que los demás; es por esto que la malicia y la maldad se
consideran levadura espiritual. En la
Biblia se habla mucho de la levadura de los fariseos: “Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de
los saduceos.”; dado que estos pregonaban la ley (o sus propios
mandamientos), pero no la cumplían, haciéndose de esta forma mentirosos e
hipócritas.
En vez de usar algún tipo de levadura, Dios nos invita a
vestirnos de sinceridad y de verdad; pues estas virtudes sin duda alguna nos
conducen a estar más cerca de Dios y a heredar la vida eterna. Siendo panes sin
levadura, entonces podremos celebrar fiesta de la pascua delante de Dios,
estando seguros de que Él también se gozará con nosotros.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.