¿Por qué sufrimos? 2 Corintios 1:3-6

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.  Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.  Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.”

 
CONCLUSIONES. 

Al ser expulsados del Edén por causa del pecado de Adán y Eva, hubo una sentencia de Dios:  Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.” Génesis 3:17.

Debido dicha sentencia sobre la tierra, esta sociedad está cargada de problemas, los cuales repercuten en la vida del hombre.  Hay una lucha constante en la sobrevivencia del hombre; pues tenemos que trabajar para poder solventar nuestras necesidades, tenemos que alimentarnos bien y tener hábitos saludables para poder conservar nuestra salud, tenemos que cuidarnos de la polución ambiental, de los virus y patógenos que andan sueltos, tenemos que cuidar de nuestra familia para que ellos puedan tener un futuro mejor, tenemos que estudiar y capacitarnos para poder competir laboralmente, tenemos que estar al día con el pago de impuestos, servicios públicos y cuotas de administración, de lo contrario hasta podríamos perder nuestros bienes.  También tenemos que cuidarnos de los amigos de lo ajeno, porque podrían dejarnos en la calle si nos descuidamos.  Y si a esto le añadimos los problemas del estado como corrupción, grupos armados ilegales, déficit en la economía, analfabetismo, desempleo, persecución, violencia, desplazamiento forzoso, hambre, etc.; entonces podríamos decir que muy pocos hoy en día podemos dormir con tranquilidad.

Para la gente del común hay muchas fuentes de problemas o de aflicciones o de tribulaciones; pero para el pueblo cristiano la carga de aflicciones se multiplica por varias razones.  El mismo apóstol inspirado por el Espíritu Santo dice que las aflicciones son abundantes para su pueblo.

1.  Por causa de las pruebas.  El cristiano es probado por Dios, para ver si confía en Él, si Dios está dentro de su corazón y si realmente Dios está en el primer lugar de sus prioridades.  Si la persona reniega de Dios por causa de los problemas o se devuelve de sus caminos, entonces su vida cristiana no estaba cimentada en Cristo que es la Roca, sino en otras cosas temporales que perecen.  Por ejemplo, muchos dicen ser cristianos, pero su corazón está en las cosas del mundo y tienen a Dios para clamarle solo en tiempos de apuros y necesidad.  Otros van a la iglesia solo los domingos y no se involucran en ninguna actividad porque no tienen tiempo y cuando logran obtener un descanso entonces se van de paseo y el transcurrir de su vida sigue distante de Dios.  Ambos tipos de personas no tienen lo necesario para soportar las pruebas y tampoco serían necesarias para ellos, pues aún no se han apartado del mundo.

2.  Por la persecución del diablo. En el momento que una persona común recibe a Jesucristo como su Señor y Salvador y decide vivir una vida de obediencia a la Palabra de Dios, entonces se dispara una alarma en el infierno, porque hubo un individuo que se escapó del redil de satanás y entró a conformar el rebaño de Jesucristo, el rebaño de los verdaderos hijos de Dios.  Esto indica que satanás junto con sus demonios deben programar estrategias de persuasión para hacer que ese cristiano renuncie a sus votos y abandone el camino de salvación.

3.  Para recibir consolación y salvación.  Como lo dice este texto, somos atribulados para que pueda manifestarse la consolación de parte de Dios y de parte de otros hermanos en la fe y mayormente para que podamos obtener la salvación.  Aquí vale la pena decir que la cantidad do gozo que tengamos en el cielo, es proporcional a la cantidad de aflicción que tengamos aquí en la tierra; ¿pues de qué sirve un premio por el cual no luchamos?  ¿O qué valor tendrá para nosotros algo por lo cual no pagamos?  Como dice el adagio popular: “Lo que no nos cuesta, volvámoslo fiesta”.

4.  Para ser purificados.  Además de lo anterior, el cristiano es purificado de la misma forma en que se hace con el oro y la plata, los cuales se meten al horno de fuego, para poder sacar las escorias y así el metal resultante quede limpio, brillante y resplandeciente.  En forma similar el cristiano es sometido al horno de la aflicción, para que sea purificado, emblanquecido y santificado de tal forma que cuando llegue al cielo no tenga manchas, ni arrugas, ni vestigios de pecado; pues allá no entrará cosa inmunda o que haga pecado e iniquidad.

5.  Para maduración espiritual.  Las aflicciones son una escuela para el cristiano, donde hace sus prácticas.  No es posible madurar como cristiano si no hay aflicciones; pues están atacan permanentemente la fe y de esta forma esta es fortalecida, si el fundamento del cristiano es Jesús; de lo contrario el llamado “cristiano” terminará apartándose de Dios.  Es de anotar que si estamos en Cristo, entonces de Él recibiremos fortaleza y también nos irá librando de las aflicciones a medida que estas vayan cumpliendo su propósito para el cual fueron permitidas.

6.  Para que busquemos a Dios.  Sin sufrimientos no hay búsqueda de Dios.  Se ha demostrado en estudios recientes que cuando hay tribulaciones, más del 90% de las personas buscan de Dios; por el contrario, cuando todos viven gozosos y sin problemas, es probable que más del 90% se aleje de Dios, esto debido a que sienten que lo tienen todo y que no necesitan de Dios.

7.  Para propósitos especiales.  Hay ocasiones en que aparecen sufrimientos jamás imaginados por el hombre, pero que tienen propósitos específicos de parte de Dios.  Y este tipo de cosas no las podemos entender mientras estemos viviendo aquí en la tierra y solo recibiremos la revelación de ello cuando estemos en el reino de los cielos.  En ocasiones Dios usa estos medios como única herramienta para hacer que el hombre se humille delante de su presencia y a veces luego de este sufrimiento sobreviene la muerte, para evitar que esta alma se pierda, cuando la aflicción sea quitada de su vida.

En síntesis, las aflicciones del mundo también tocan al pueblo cristiano; sin embargo, en el mundo muchos viven sin o con pocos problemas, dado que el ejército de las tinieblas está de su parte y no necesita perseguirlos, porque el diablo conserva el título de propiedad sobre sus almas.  En cambio, un cristiano convertido a Jesucristo es un “objetivo militar” por parte de las tinieblas, pues el deseo del diablo es tratar de llevarse el mayor número de personas junto con él a morar en el lago de fuego y azufre; pues él ya fue condenado, pero no quiere llevar esta carga solo, además de que su principal interés es destruir la creación de Dios.

Entonces una persona común tiene la presión del mundo con sus problemas; pero el cristiano debe soportar otras cargas adicionales: Las pruebas de parte de Dios, la purificación espiritual, las tentaciones del mundo y de la carne y la persecución de parte de las tinieblas.  Pero los cristianos tenemos muchas promesas de parte de Dios, entre ellas la consolación; pues si abundan los problemas también abundará la consolación de parte de Dios.  Fuera de lo anterior Dios nos promete liberarnos de todas las aflicciones: “Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.” Salmos 34:19. Y finalmente ningún sufrimiento aquí en la tierra será comparable con el infinito gozo que recibiremos allá en el reino de los cielos.  Dios también promete ser nuestro consuelo: “el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones” como lo reza el texto central, también los hermanos en Cristo que han recibido consolación podrán compartirla con nosotros.

Y si usted aún no es cristiano, anímese, reciba a Jesucristo como su Señor y Salvador y viva en obediencia a su Palabra, para que tenga asegurado el gozo eterno en el reino de los cielos.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

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