¿Por tan poco se pierden las almas?

Gálatas 5:19-21

 “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”

 
CONCLUSIONES.

Hay dos tipos de hombres:  El hombre carnal y el hombre espiritual.  El carnal, es aquel que se deleita en los placeres del mundo y en los deseos de la carne y su corazón está gobernado por espíritus malignos o demonios, bajo la suposición de que se hace la voluntad del YO; es decir, estos espíritus pasan inadvertidos para el hombre.  El espiritual, es aquel que ha muerto al viejo hombre (YO o EGO) y en su corazón está la presencia del Espíritu Santo de Dios, quien gobierna su vida y todas sus actividades.

La forma de conocer quién es carnal y quién es espiritual, es muy sencilla, basta observar los frutos que produce la persona.  Vea a continuación los frutos que produce una persona carnal, teniendo en cuenta que uno solo que se manifieste, lo identifica como carnal.

1.  Adulterio.  Es cuando una persona, bajo el vínculo matrimonial comparte su intimidad con otra persona que no es su cónyuge.  Sin embargo, se puede también pecar a nivel de la mente, como lo muestra el siguiente texto: “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” Mateo 5:28.

2.  Fornicación.  Cuando una persona soltera comparte su intimidad con otra; así mismo se aplica a personas que siguen a otro dios, diferente de Jehová de los Ejércitos.

3.  Inmundicia.  Falta de pureza o castidad, aquel que no se abstiene de ningún goce carnal, así sea contrario a la naturaleza del hombre.  Si comparte su intimidad con personas del mismo sexo, entonces ya es inmundicia y para ellos está destinado el castigo eterno: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” 1 Corintios 6:9-10.

4.  Lascivia.  Propensión a los deleites carnales desordenados.  Este pecado está en la mente del hombre y conlleva a la inmundicia cuando se lleva a la práctica.

5.  Idolatría.  El que posee o visita imágenes o esculturas hechas de metal, yeso o madera y fuera de eso las honra postrándose delante de ellas; así se trate de imágenes de Jesucristo.  Dice Éxodo 20:4-5 “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.  No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen

6.  Hechicerías.  El que consulta, mantiene contacto con hechiceros o practica tales cosas; así los fines no parezcan ser malos como “conquistar a la mujer amada”.

7.  Enemistades.  Aversión u odio entre dos o más personas, esto para Dios es idéntico al homicidio, pues dice la biblia así: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.” 1 Juan 3:15.

8.  Pleitos.  Contienda, diferencia, disputa, litigio judicial entre partes.  Dios dice: “Seguid la paz con todos y la santidad sin la cual nadie verá al Señor” Hebreos 12:14.  Por tanto, aunque parezca que es algo muy común y normal en nuestra sociedad, es un acto desagradable a Dios.

9.  Celos.  Sospecha de que su pareja se esté interesando por otra persona.  También se aplica en el ámbito laboral, en cuanto a los celos profesionales.

10.  Iras.  Pasión del alma, que causa indignación y enojo.  Apetito o deseo de venganza.   Sí nos podemos airar, pero no permitir que se desencadenen las consecuencias: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” Efesios 4:26.

11.  Contiendas.  Lidia, pelea, riña, batalla, disputa, discusión, debate.  Suena muy parecido a los pleitos, solo que la contienda se lleva en el ámbito físico, hay pelea donde intervienen algunos miembros de nuestro cuerpo.

12.  Disensiones.  Oposición o contrariedad de varias personas en los pareceres o en los propósitos.  Contienda, riña, altercación.  Si somos hijos de Dios, en nosotros habita el Espíritu Santo y por lo tanto todos debemos tener un mismo sentir; pues donde se presentan estas diferencias es en la gente común, gobernada por el mundo.

13.  Herejías.  Error en materia de fe, sostenido con pertinacia.  Sentencia errónea contra los principios ciertos de la Palabra de Dios. Generalmente las personas que hacen esto, no tienen la presencia del Espíritu Santo en su corazón; sino que en su lugar habitan demonios y espíritus inmundos; pues las tinieblas siempre han querido pervertir el Evangelio de Jesucristo para que nadie se salve.

14.  Envidias.  Tristeza o pesar del bien ajeno.  Emulación, deseo de algo que no se posee.  Dios nos dice que estemos contentos y agradecidos con lo que tenemos, así de esta forma no deseamos lo que tienen los demás.  Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.”  1 Timoteo 6:8

15.  Homicidios.  Muerte causada a una persona por otra, está contemplado dentro de los diez mandamientos entregados a Moisés.

16.  Borracheras.  Efecto de emborracharse.  Banquete o función en que hay un exceso en comer y beber.  También aplica a los que con frecuencia recurren al alcohol, aunque sea por pequeñas dosis.

17.  Orgías.  Festín en que se come y bebe inmoderadamente y se cometen otros excesos.  Satisfacción viciosa de apetitos o pasiones desenfrenadas.

Y la lista no termina aquí; pues hay otros pasajes bíblicos donde se mencionan más frutos de la carne.  Hay frutos que parecen insignificantes como: Lascivia, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, envidias y borracheras; sin embargo, si los hay significa que la persona que los tiene aún no ha nacido de nuevo y en su corazón no puede estar el Espíritu Santo de Dios, que es quien coloca el sello de la redención; por tanto ese espacio es ocupado por espíritus inmundos o demonios, lo cual es señal inequívoca de que la persona tiene como propietario de su alma a satanás y que en el momento que muera, partirá para hacerle compañía en el infierno.  Entonces, ¿por tan poco se pierden las almas? Eso es correcto, pareciera que cualquier fruto de estos es un pecado muy leve, a lo cual pensarán que Dios se podría hacer el de la “vista gorda” y permitir que el hombre siga su camino, pero de todas formas está desagradando a Dios, está desobedeciendo a Dios y está en contravía de sus mandamientos.

Es de anotar que el hombre carnal, no puede entrar al reino de los cielos; puesto que no ha nacido de nuevo y está sirviendo al mundo (a los propósitos de las tinieblas), en vez de estar sirviendo al Dios Altísimo.  Si eres uno de ellos, conviértete hoy mismo a Jesucristo y recíbelo como tu señor y salvador y Él se encargará de que ya no des más frutos de la carne, sino los frutos del espíritu, los cuales te llevarán a heredar la vida eterna en el reino de los cielos.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

 

Entradas populares de este blog

El sueño espiritual. Romanos 13:11-14

El poder del evangelio (Romanos 1:16-17)

En ningún otro hay salvación. Hechos 4:11-12