¿Qué deseas cosechar?
Gálatas 6:7-10
“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Porque el que siembra para
su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu,
del Espíritu segará vida eterna. No nos
cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos. Así que, según tengamos
oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”
CONCLUSIONES.
Hay muchos tipos de frutas y de hortalizas que se pueden sembrar en una huerta y cada tipo requiere de cierto tiempo para crecer y para dar frutos; de tal forma que hay un tiempo estipulado en que se podrán recoger los frutos; pero aquí solo hablamos de frutos de la tierra. En el ámbito espiritual también hay frutos y solo son de dos tipos: De la carne y del Espíritu. Los frutos de la carne son pecado y producen condenación; más los frutos del Espíritu son virtudes que producen vida eterna. Estas virtudes hacen parte de la esencia de Dios y se manifiestan en los nacidos de nuevo, mediante los cuales el cristiano testifica que es un verdadero hijo de Dios.
La siembra y la
cosecha está regida por leyes estrictas impuestas por Dios; de tal forma que,
si uno da frutos de la carne, entonces su destino es el infierno, dado que al
cielo no puede entrar cosa inmunda ni aquella que hace iniquidad. “No entrará en ella ninguna cosa inmunda,
o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el
libro de la vida del Cordero.” Apocalipsis 21:27. Solamente entrarán al cielo
los que estén inscritos en el libro de la vida y para esto es necesario haber
nacido de nuevo y haber recibido el bautismo del Espíritu Santo, quien nos
coloca el sello de la redención y nos anota en el libro de la vida. No es posible entrar al cielo si estamos
dando frutos de la carne; pues estos son pecado y el que peca es del diablo y
para el diablo, sus seguidores y simpatizantes solo hay un destino autorizado:
El infierno y posteriormente el lago de fuego y azufre, una vez hayan pasado
por el juicio final.
¿Qué nos pide
Dios entonces? Que no nos cansemos
de hacer el bien, esto es sembrar y producir frutos del Espíritu. Esto de hacer el bien, no es más que el
cumplimiento del segundo gran mandamiento de amar a nuestro prójimo como a
nosotros mismos. Pudiera ser que en el
momento no veamos ninguna recompensa, pero con seguridad que la paga llegará,
sea aquí en la tierra o arriba en el cielo; pero Dios siempre paga y a cada uno
pagará según sus obras. “Porque el
Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces
pagará a cada uno conforme a sus obras.” Mateo 16:27. Hacer el bien es
cultivar varios de los frutos del Espíritu como son AMOR, BONDAD y BENIGNIDAD.
El hacer el bien se
enfoca en nuestro prójimo que son todos los seres humanos que están a nuestro
alrededor; sin embargo, el texto hace énfasis en que debemos hacer el bien
mayormente a los de la familia en la fe; es decir a nuestros hermanos en
Cristo. También nos dice que debemos
hacerlo según tengamos oportunidad; por lo que, si tienes con qué ayudar y ves
a un hermano necesitado, entonces debes hacerlo, así estás cumpliendo con el
mandato de Dios y esto es sembrar para vida eterna, pues todo lo que demos al
pobre, se lo estamos prestando a Dios y esto será abonado en nuestra cuenta
corriente en el reino de los cielos. Si
en vez de ayudarle al prójimo, sus recursos los invierte en parrandas con baile
y licor, en paseos, en vanidades, en placeres, en gustos raros, en compras
innecesarias, en vicios, en injusticias, entonces está sembrando para la carne
y esta producirá frutos de corrupción los cuales son pecado y le llevarán
finalmente al infierno. Darse gustos en
sí no es malo, si lo hace luego que su prójimo esté satisfecho, como una
recompensa de su amor impartido; de lo contrario, solo estará alimentando su
carne y su ego, lo que delante de Dios es injusticia, pues hay necesitados
clamando delante de Dios, mientras usted se deleita a sí mismo.
¿Entonces qué
deseas cosechar, vida eterna o castigo eterno? Si eres inteligente sembrarás para el
Espíritu, de tal forma que obtengas la vida eterna en el reino de los
cielos. Hay que recordar que todo aquí
en la tierra es temporal y se acaba.
Podría ser que esté atesorando en vez de ayudar a otros; pero cuando
muera, no tendrá ni lo uno ni lo otro.
Cuando muera no podrá disfrutar de sus bienes materiales y tampoco habrá
acumulado tesoros en los cielos para disfrutar de ellos. Entrega hoy tu vida a Jesucristo y recíbelo
como tu Señor y Salvador, que El transformará tu ser completo y te ayudará a
sembrar y producir frutos del Espíritu, los frutos de justicia, los frutos que
te darán vida eterna.
Que Dios los bendiga
grande y abundantemente.