Vale la pena guardar el alma.


Mateo 16:25-26

 “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”


Las metas o proyectos de vida son los que motivan la vida del hombre; pues un ser humano sin metas está propenso a enfermarse, a desanimarse, a caer en la rutina e incluso llegar hasta un estado psicológico tal que podría desear la muerte en vez de seguir viviendo.  Durante la vida uno encuentra metas como estas:

1.  Quiero tener un negocio que me de todo lo que necesito, sin tener que matarme mucho.

2.  Quiero tener un trabajo que me permita disfrutar de todo lo bueno que hay en la vida y que también pueda estar viajando para conocer por todas partes del mundo.

3.  Quiero trabajar duro para levantar a mis hijos y darles una buena carrera, para que no tengan que sufrir como me pasó a mi.

4.  Quiero ser exitoso en el mundo de la farándula, del cine o de la música; pues deseo ser popular en todo el mundo.

5.  Quiero tener los últimos modelos en vehículos y tecnología, también quiero tener fincas y propiedades.

6.  Quiero especializarme y tener un doctorado, para tener renombre a nivel mundial y cobrar bien caro por mis servicios.

7.  Quiero sobresalir en la política para mover multitudes de personas.

Muchos otros seres humanos están luchando por sobrevivir (esa es su meta), personas que a duras penas consiguen con qué comer una o dos comidas al día y que no tienen como vestir decentemente a sus hijos, ni mucho menos tienen la forma de enviarlos a la escuela.

Pero todo esto son propósitos efímeros que se desarrollan aquí en la tierra; pero allá al otro lado de la muerte, hay un mundo espiritual y eterno, para el que muy pocos están preparados y para el que muy pocos tienen metas.  Quizás no las tienen porque desconocen que habrá una vida eterna después de la muerte, o quizás carecen de la fe suficiente para creer que la naturaleza que Dios ha hecho es infinita o creen que las promesas eternas de Dios carecen de fundamento.  Sea cual fuere el motivo por el que el hombre no piensa en la vida eterna más allá de la muerte, es necesario recordar que hay un alma y un espíritu que son eternos y que sobreviven a la muerte física. 

Esta alma y espíritu seguirá un camino que ha sido determinado por nuestra relación con Dios aquí en la tierra.  Si llegamos arrepentidos a los pies de Cristo y le recibimos como nuestro Señor y Salvador, entonces somos verdaderos hijos de Dios y por consiguiente herederos de la vida eterna en el reino de los cielos.  Si nunca conocimos a Cristo y en cambio seguimos mirando como metas todo lo material, lo pagano y lo superficial, entonces nuestro futuro eterno será en el infierno.

El mensaje que nos entrega Dios aquí en este texto es el siguiente:  Toda búsqueda de las cosas materiales resulta infructuosa cuando uno muera.  Nacimos sin nada (hasta sin ropa), por tal motivo nada nos vamos a llevar.  Es una mentira de diablo el dicho “que lo único que nos llevamos o lo único que nos queda es lo que disfrutemos”; porque una vez al otro lado, todo será diferente.  Allá de nada sirven las posesiones, allá de nada sirve el dinero, allá de nada sirve haber conocido todos los sitios turísticos del mundo, allá de nada sirven las amistades, allá de nada sirve haber sido popular o de renombre; lo único que sirve es que tengas de amigo a Jesucristo para que te guíe por el camino de la salvación.  La gente cree que si no aprovechan esta vida al máximo, entonces que la van a perder, que van a perder las oportunidades de tener éxito; pero realmente lo que nos dice Dios es que el quiera ganar, o salvar, o pasar bueno en su vida, sencillamente perderá la vida eterna.  En cambio el que pierda su vida por causa de Jesucristo; es decir, que no se deleite en lo material, que se abstenga de todo lo innecesario, y en cambio que su mirada esté puesta en el reino de Dios y su justicia, entonces este ganará la vida eterna. 

¿De qué sirve haber disfrutado la vida terrenal, si el alma finalmente llega al infierno y queda en un estado de sufrimiento eterno?  ¿Qué le aprovechará al hombre si fue exitoso en esta vida y su alma va a parar al infierno?  Le aseguro que luego esto, no habrá ninguna riqueza que lo pueda sacar del infierno; pues ese asunto de que los que mueren van al “purgatorio” es un invento de la religión popular y del diablo, para hacer que las personas se despreocupen de su futuro eterno y finalmente se pierdan en el infierno.  Puede que seas amigo del mayor líder religioso del mundo, pero este tampoco podrá sacarlo del infierno, porque también es un triste mortal como nosotros.  ¿Qué es lo valioso cuando pasemos el umbral de la muerte?  Lo único valioso es tener a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, no hay nada ni nadie que pueda tomar nuestras almas y llevarlas al cielo, a excepción de Jesucristo y sus ángeles.  Esta es la cruda realidad, esta es la verdad en cuanto a lo eterno, solo Cristo nos puede hacer libres del pecado y de la muerte segunda. 

Y no crea que con solo ir algunos domingos a la iglesia y escuchar el sermón, que ya con eso es hijo de Dios; debe tener claro que se necesita un nuevo nacimiento para ser un verdadero hijo de Dios, de resto solo seguirá siendo una criatura o creación de Dios.  La meta suprema del hombre debe ser el reencuentro con Dios, pues un día fuimos expulsados del paraíso por causa del pecado y hasta que no tengamos ese arrepentimiento verdadero no entraremos de nuevo en comunión con Dios.  ¿Dejarás que tu alma vaya al infierno o la guardarás para que tenga vida eterna?  La decisión está en tus manos; pero si no haces nada para cambiar, ya el diablo ha decidido por usted y no creo que le guste mucho lo que él está pensando hacer con su alma.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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