La iglesia que anhela Jesucristo.

Efesios 5:25-27.

 “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”

CONCLUSIONES.

Una iglesia cristiana es una reunión o congregación de seguidores de Cristo; si no son seguidores de Cristo, entonces dicha iglesia se puede catalogar como pagana; es decir que siguen a otros dioses o filosofías que pretenden conducir al hombre hacia una vida mejor después de la muerte.   Hay muchas iglesias hoy en día, amparadas bajo diferentes denominaciones; pero, para que una iglesia de verdad pueda conducir a sus miembros hacia la vida eterna, debe cumplir con ciertos requisitos:

1.  Su fundamento debe ser Jesucristo.

Solo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida; por tanto, cualquier iglesia cuyo fundamento no sea Jesucristo, inevitablemente conducirá a todos sus miembros hacia el infierno.  Solo Jesucristo murió en la cruz del calvario, y así con su sangre derramada poder limpiarnos de nuestros pecados y más aún resucitó de entre los muertos, lo que jamás podrá hacer otro dios o líder religioso.  Cristo amó tanto a su iglesia que se entregó a la muerte para santificarla y justificarla delante de Dios el Padre y así dar redención gratuita a cada uno de sus miembros.  Jesucristo hizo un único sacrificio a favor de todos los seres humanos; pero aquellos quienes no aceptan este sacrificio o no creen en su Nombre, quedan por fuera de su iglesia; es decir, Jesucristo nos redime solo sí estamos bajo su cobertura.  Solo por intermedio de Jesucristo nos podemos acercar a Dios: “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” Hebreos 7:25

2.  Debe ser gloriosa.

Una iglesia es gloriosa, cuando en ella se mueve el Espíritu Santo de Dios y este llena la congregación de sus manifestaciones, de sus dones y de sus poderes.  Cada cristiano entonces podrá dar testimonio en todo lugar, de que la presencia de Dios sí está en su vida, porque por donde quiera que va refleja la luz de Cristo en su rostro y mayormente en sus acciones.  Cuando en una iglesia ocurren milagros, sanidades, prodigios, profecías, hablar en lenguas, bautismo del Espíritu Santo, entonces es una iglesia gloriosa, una iglesia que glorifica a Dios, una iglesia que da testimonio de su grandeza.

3.  No debe tener mancha ni arruga ni cosa semejante.

Las manchas y las arrugas son el pecado que aún carga el hombre inconverso.  Cuando uno acude arrepentido a Jesucristo y le recibe como su Señor y Salvador y lo hace de corazón, entonces Jesucristo lo limpia y lo santifica y la persona no volverá a caer en los pecados que cometía antes.  Y si cometiere algunos pecados involuntarios; entonces tiene que acudir a Jesucristo para que lo perdone y lo lave nuevamente; y de esta forma el vestido del cristiano permanecerá sin manchas y sin arrugas.  Pero si la persona sigue pecando voluntariamente, entonces ese vestido espiritual sigue sucio y más aún porque ahora está pecando con conocimiento de que eso desagrada a Dios. 

4.  Debe ser santa y sin mancha.

A medida que el cristiano se va alimentando de la Palabra de Dios; es decir la escudriña y la obedece, esta Palabra lo va limpiando, lo va purificando y lo va santificando; por eso dice la Biblia que la Palabra es el agua de vida; porque limpia y da vida eterna.  Y si ya tiene la presencia del Espíritu Santo en su corazón, esta presencia lo santificará aún más y lo cuidará de que caiga en las tentaciones del pecado.

Si su iglesia tiene la presencia del Espíritu Santo y permanece fiel a Dios y sus vestiduras permanecen blancas y sus miembros son santos, entonces esta es la iglesia que está buscando Jesucristo, no importa la denominación, no importa como se llame, no importa si es grande o pequeña.  Si algunos de sus miembros no están santificados, no quiere decir que esta iglesia no sea salva; pues al final la salvación es individual y los pecadores serán enviados al castigo eterno, luego del juicio final, mientras que los santos se gozarán perpetuamente en el reino de Dios.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

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