¿Necesitas descanso?
Filipenses 2:3-4
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno
a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada
uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”
CONCLUSIONES.
Ante un mundo agitado y lleno de problemas, es lógico que el
hombre se encuentre cansado tanto física, como mental y espiritualmente. Para nuestro cuerpo físico se crearon los
descansos, las vacaciones, el cambio de actividad, el turismo ecológico, el deporte,
entre otras muchas cosas. Para el
descanso mental estás las pausas activas, el orden y la priorización en nuestro
trabajo, la desconexión de problemas externos, la unidad familiar y para el
peor de los casos, están los psicólogos, quienes nos ayudan a ver las cosas desde
otra óptica diferente. Sin embargo, para
el alma y el espíritu, aquí en el ámbito material no hay nada que pueda
ayudarnos a descansar y aquí es donde entra Dios y Él nos tiene una solución: “Llevad
mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29.
¿Acaso el ser manso y humilde de corazón garantiza descanso
para nuestras almas? Efectivamente así
lo es; pues la humildad y la mansedumbre nos acercan a Dios y si estamos en
comunión con Él, entonces Él llevará nuestras cargas: “Venid a mí todos los
que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Mateo 11:28. Y
Dios no enfatiza en que solo es descanso del alma, sino descanso en todos los
aspectos de nuestra vida.
La humildad es la virtud por la cual una persona se cree
inferior a las otras que están a su alrededor.
Al no creerse superior, entonces implícitamente se está “humillando”
delante de los demás; cosa que para el mundo es “ser bobo”, pero para Dios es
una actitud inteligente; ya que Dios se deleita en los humildes y les otorga
muchas bendiciones. Posiblemente muchos
no consigan favores de parte de Dios porque son orgullosos, vanagloriosos y
contenciosos. Esta virtud de la humildad
abona el terreno para el cumplimiento del segundo gran mandamiento: “Amad a
vuestro prójimo como a ti mismo”; pues la humildad nos permite ver las
necesidades que hay en nuestro prójimo, mientras el orgullo nos hace cerrar
nuestros ojos delante de ellos. El
cumplir este mandamiento significa que mi preocupación por las necesidades de
los demás debe ser igual de intensa que la preocupación por mis propios
asuntos. La mansedumbre es la virtud por
medio de la cual evitamos los conflictos de toda índole, dado que, mediante la
abundancia de paciencia, se es capaz de soportar los ataques y las presiones
que ejercen algunos individuos y circunstancias sobre nosotros. Esta virtud también nos acerca a Dios; pues
Él es manso; tanto que Jesucristo se dejó crucificar sin protestar.
¿Estás cansado en cualquier ámbito de tu vida? Acude humillado y arrepentido a los pies de
Cristo y recíbele como Señor y Salvador de tu vida, que Él dará descanso a tu
cuerpo, a tu mente y también a tu alma.
Solo Él te puede librar del agotamiento ante un mundo lleno de estrés y
de zozobra, donde abunda la violencia, las enfermedades, las crisis económicas,
las crisis familiares, etc. Dios nos
dice que no hagamos nada por contienda ni por vanagloria; sino que lo hagamos
con humildad, buscando favorecer no solamente mis intereses, sino también los
intereses de los demás. De esta forma
nos acercamos al reino de los cielos y Dios nos hace partícipes de sus riquezas
espirituales, siendo el descanso una de ellas.
Que Dios te bendiga grande y abundantemente.