Nuestra esperanza está en los cielos.

Colosenses 1:5

A causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio,”

CONCLUSIONES.


¿Tienes problemas y la esperanza en los recursos que tienes disponibles ya no brindan ninguna garantía? Entonces ya es hora de mirar hacia el reino de los cielos.  Aunque le parezca locura, allí está la solución, en el evangelio de Jesucristo. Podrá pensar usted, ¡es que el evangelio no me va a dar el mercado para pasar la cuarentena, es que el evangelio no me va a dar el dinero que necesito para pagar las cuentas pendientes, es que el evangelio no me va a quitar esta crisis por la que estoy pasando!  Ciertamente sí, el evangelio de Jesucristo es la solución para todos los problemas del hombre, pues solo basta buscar a Jesucristo y su evangelio y podrá evidenciar que todos sus problemas se van solucionando.  Por eso dice:  Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”. Mateo 6:33.

Pero esto va mas allá, pues ¿de qué le sirve vivir bien y en abundancia si pierde el alma en el infierno?  Podrá padecer muchas necesidades, pero si su alma finalmente llega al cielo, habrá ganado el gozo eterno y lo demás queda en el olvido; en cambio si tiene todo lo necesario, pero se olvida de Dios, entonces irá al castigo eterno, donde el lloro y el crujir de dientes será por una eternidad.  mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.”. Mateo 8:12.  ¿De qué sirve entonces preocuparnos por nuestros problemas actuales, más bien que por nuestra alma?  Es posible que aún ante las circunstancias actuales que amenazan nuestra vida, mucha gente solo esté renegando y aún no se hayan acordado de Dios, esto es lo que se llama incredulidad e indiferencia y precisamente otro de los propósitos de esta crisis es hacer que los corazones se vuelvan a Dios y reflexionen sobre su vida desordenada y se arrepientan; aquí se refleja también el amor de Dios, en que permite estas circunstancias para que muchos despierten de su loca carrera por las cosas pasajeras del mundo.  Piense en esto, ¿Cuántas almas estarán llegando diariamente al infierno porque murieron sin Jesucristo en su corazón?  Y no piense que si tiene una religión entonces ya tiene a Cristo; pues Jesucristo no vino a traer una religión, Él vino a traer las buenas nuevas de salvación, o sea el agua de vida y si usted no bebe de ella, así tenga una religión, entonces irá al infierno.  Es duro decirlo, pero ¿Cuántos de los que hoy están sufriendo en el infierno desearían haber escuchado esta realidad?

Para cada cristiano hay una esperanza en el reino de los cielos y consiste en que si entregamos nuestras vidas a Jesucristo y lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador, entonces alcanzaremos esa promesa de salvación para nuestras almas, la cual es un tesoro invaluable, que sobrepasa todos los tesoros terrenales y que sobrepasa aún nuestro entendimiento.  ¿Cómo llegamos entonces a disfrutar de esa promesa?  Debemos poner toda nuestra esperanza en el reino de los cielos, mucho más que en las cosas terrenales, las cuales perecerán un día, en el juicio que Dios hará sobre la tierra.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen

 

 

 

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