Como alcanzar una santidad completa.

 1 Tesalonisenses 5:16-23.

“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”

CONCLUSIONES.

Fuimos destituidos de la gloria de Dios desde la expulsión del huerto del Edén y los que nacimos luego hemos heredado la naturaleza pecaminosa de aquellos primeros hombres. Y mientras estuvimos alejados de Dios, éramos por naturaleza sus enemigos, hablo de aquellos que ya nos convertimos de la religión o del ateísmo en verdaderos discípulos de Jesucristo, aquellos que hemos llegado arrepentidos a sus pies y le hemos recibido como nuestro Señor y Salvador siendo así reconciliados con el Padre; porque los inconversos que aún siguen las religiones y las tradiciones del mundo y no la voluntad de Dios, ellos siguen siendo enemigos de Dios: “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.”. Romanos 5:10. Sin embargo, a pesar de nuestra condición de nuevas criaturas, hay un camino por recorrer para llegar a tener una santificación completa.  Es cierto que cuando llegamos a Jesucristo, Él nos lava con su sangre y nos presenta justos delante del Dios; pero para acercarnos personalmente a Dios, es necesaria la santificación completa; de lo contrario, seguiremos sucios delante de Él y no podremos acercarnos sin el peligro de ser consumidos. Y el hecho de que la palabra nos hable de una “santidad o santificación completa”, es porque hay una santidad parcial, que es la que recibimos cuando entregamos nuestras vidas a Jesucristo. 

Por ejemplo, Isaías fue uno de los profetas mayores y a pesar de su relación íntima con Dios, aún necesitaba santificación, pues al estar delante de Dios podría ser muerto a causa de sus labios inmundos, pero el peligro pasó luego de ser purificado con fuego del altar de Dios: “Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.”.  Isaías 6:5.

Hay muchas tareas del cristiano que se logran solo mediante la inmersión en el océano del Espíritu Santo y para que esto se pueda lograr se necesita la santificación completa.  No es posible este acercamiento solo con pertenecer a una religión, tampoco es posible si estamos recién convertidos y aún no hemos madurado como cristianos, tampoco es posible si no conocemos aún la palabra de verdad, o hay mandatos que no obedecemos por ignorancia o porque hay cosas que no nos gustan; tampoco es posible si todavía hay orgullo en nuestro corazón y nos cuesta aceptar que la voluntad de Dios está por encima de la nuestra.

En cualquiera de los casos, este camino de la santificación solo puede terminar mediante dos sucesos: El día que Dios nos llame a su presencia o el día que Jesucristo venga por su iglesia y hayamos sido dignos de partir con Él hacia la eternidad.  Veamos qué condiciones se necesitan para alcanzar esa santidad y para sostenerse en ella, pues debemos recordar que esto es un esfuerzo permanente: “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.”. 2 Juan 1:9. Sin la perseverancia no es que dejemos de alcanzar algún crédito o alguna corona, es aún más grave la situación, tanto que se puede perder la salvación del alma: “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”. Mateo 24:13. Pero, si cuando venga Cristo, encuentra que usted está perseverando y que no se ha vuelto atrás, seguramente por su gracia será salvo.

Vemos algunas de las condiciones:

Estad siempre gozosos.  Es cierto que son abundantes las aflicciones para el cristiano verdadero, pero Dios nos manda a estar gozosos, con nuestra mirada puesta en Jesús y en esa maravillosa vida eterna que nos espera; es síntesis esta es una demostración de nuestra fe verdadera.

Orad sin cesar. Orar es una de las principales armas para combatir al enemigo de nuestras almas, que es satanás y para recibir fortaleza de lo alto en medio de las aflicciones.  De ahí el dicho que “cristiano que no ora, el diablo se lo devora”.

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. Si todo proviene de Dios, entonces es menester darle gracias a aquel que nos da todo en forma gratuita.  Por ejemplo, usted no tiene que pagarle a Dios, para que cada mañana le permita amanecer con vida, y es por eso que hay que estar siempre agradecidos. En el caso de las pruebas y tribulaciones, con nuestra fe podemos ver que eso proviene de Dios y que tiene buenos propósitos en nuestras vidas y cuando entendemos esto, entonces también tenemos motivos para darle gracias a Dios aún en las pruebas y dificultades.

No apaguéis al Espíritu. Una vez recibimos a Jesucristo como nuestro Señor y salvador, el Espíritu Santo entra a ocupar nuestro corazón, que es su tempo físico y Él se mantendrá allí mientras nosotros sigamos en obediencia y santidad a la palabra de Dios.  Somos pecadores y es factible que todos los días pequemos involuntariamente y para eso tenemos a Jesucristo, a quien pedimos perdón por nuestras culpas y así conservamos la presencia del Espíritu Santo; pero si seguimos pecando voluntariamente, entonces el Espíritu apaga su llama dentro de nosotros y nos abandona como templo.

No menospreciéis las profecías. Dios nos habla a través de las escrituras siendo esta la mayor palabra profética, pero también tiene mensajes específicos para nuestros tiempos y es ahí donde utiliza a los profetas.  Como es muy cierto que abundan los falsos profetas, entonces tenemos que confrontar su palabra con las escrituras para verificar si el tal profeta proviene o no de Dios y si proviene de Dios, entonces debemos tener igual reverencia para con su profecía, que la que tenemos con la Biblia.  Si después de confrontarla con la Biblia, todavía quedan dudas, entonces también hay que ponerla a prueba con el paso del tiempo; pues si esto proviene de Dios, se tendrá que cumplir y si no se cumple entonces no provenía de Dios.

Examinadlo todo; retened lo bueno. El mundo cristiano está lleno de pastores, maestros y evangelistas; pero algunos de ellos pueden ser ovejas negras del rebaño, es decir que son espías que trabajan para su padre el diablo y que su único propósito es destruir la iglesia de Jesucristo. Y es por eso que hay que ser entendidos en la palabra de Dios, para saber qué proviene de Dios y qué proviene del diablo y de esta forma recibir lo bueno y desechar lo malo.  Por eso hay tantas religiones y falsas ideologías en el mundo, porque los hombres van corriendo donde el líder que les hable más bonito y sus palabras no tienen contra qué confrontarlas, porque no estudian la biblia; es decir, que siempre están desarmados y no tienen como comprobar la veracidad de lo que están escuchando.

Absteneos de toda especie de mal.  Es maldad todo lo que sea contrario a las escrituras, es por eso que uno de los mayores fundamentos de la fe cristiana es el conocimiento de la palabra de Dios, siendo este a la vez un mandamiento “Escudriñad las escrituras” y no es posible saber qué es bueno o qué es malo sin el conocimiento de su palabra.  Un ejemplo práctico de algo que es malo, fue cuando Jesús convirtió el agua en vino en las bodas de Canaán; que por causa de esto hoy muchos toman bebidas alicoradas con la excusa de que Jesús también lo hizo, lo cual es una mentira despiadada; pues, aunque hizo el milagro, nunca lo bebió, pero debía hacer un milagro con el cual iba a iniciar su ministerio. Además, su madre María, lo comprometió y lo incitó al decirle a los organizadores de la fiesta “haced todo lo que Él os diga”; por tanto, para no desacreditar a su madre y por obediencia a ella, debió hacer allí su primer milagro.

Y finalmente siguiendo todas estas instrucciones es que Dios nos santificará por completo y también guardará nuestro ser trino en forma irreprensible (es decir, sin manchas y sin arrugas) para la segunda venida de Jesucristo, según lo reza el versículo 23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”  Esto quiere decir que este proceso es como una carrera universitaria, usted debe estudiar unas materias, desarrollar talleres y actividades, luego presentar exámenes y finalmente el director de la facultad dirá si lo puede elevar al grado de profesional en la carrera específica.  Pero no puede llegar a ser profesional solo leyendo el currículo, hay que estudiar y aprobar cada materia en forma práctica. Tampoco puede ser profesional diciendo que lo es o mostrando su trabajo, tiene que acreditar sus estudios con un diploma autenticado por la universidad donde estudió.  En nuestro caso, es Dios mismo quien acredita que cursamos y aprobamos la carrera hacia la santificación.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.


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