¿Eres esclavo o libre?

2 Timoteo 2:24-26

“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él.”

CONCLUSIONES.

Según la Real Academia de la Lengua, el término libertad traduce: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.  El hombre normal se acuerda que tiene libertad; pero no se acuerda que es responsable de sus actos, por tanto, no le interesa conocer las consecuencias de ellos, ni mucho menos saber que con ellos posiblemente está afectando a su prójimo.

Cuando hay libertad con responsabilidad, entonces tenemos el dominio o el control de nuestros actos y esto conlleva a la cordura, la prudencia, la sensatez y el buen juicio.  En cambio, cuando no hay responsabilidad, entonces actuamos con necedad, es decir con ausencia completa de sabiduría y de buen juicio, lo que perjudica a las personas que están a nuestro alrededor y mayormente el perjuicio es para nosotros mismos. 

Cuando actuamos sin responsabilidad, generalmente nuestra voluntad está siendo controlada por las tinieblas: “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” 1 Juan 5:19.  La primera parte de este texto se refiere al pueblo verdaderamente cristiano que goza de la libertad en Cristo, la segunda parte se refiere al mundo inconverso, que hace la voluntad del diablo, en ausencia de su buen juicio. Es una realidad que los que no han acudido a Jesucristo, su mente y su corazón están controlados por las tinieblas, por espíritus inmundos y demonios, que podrían llegar a ser hasta miles de ellos que se albergan en el corazón del hombre.  Cuando el corazón está vacío de Dios (es decir, allí no está el Espíritu Santo), entonces las tinieblas vienen a ocupar ese lugar y a ejercer control sobre la vida del hombre, incitándolo al vicio, a las malas costumbres, a la injusticia y al pecado.  El hombre en esta situación piensa que es libre y que puede hacer lo que se le antoje, el problema es que esta libertad no tiene ninguna clase de responsabilidad; por lo tanto, se convierte en esclavitud; pues la personas tienen inhibida su facultad de razonar hacia el bien, y solo razonan hacia el mal.  En esta situación es más importante para este tipo de “esclavo” el hacer la maldad bien hecha, el causar el mayor daño posible, en satisfacer sus deseos pecaminosos, en darle gloria a su orgullo, a su jactancia y a su altivez; pero realmente no se está glorificando a sí mismo; sino que le está dando la gloria a las tinieblas, quienes ahora son las dueñas de su razonamiento, de su moralidad y de su corazón completo.

El tiempo de la esclavitud se acabó al menos en los países más conocidos del mundo; sin embargo, el hombre cada día está más esclavizado a nivel espiritual por causa de las tinieblas: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” Gálatas 5:1. Esta esclavitud se puede revertir acudiendo a Jesucristo y recibiéndole como nuestro Señor y Libertador.  El hecho de ser un verdadero cristiano, quiere decir que hemos escapado de las tinieblas y hemos entrado al rebaño de los hijos de Dios, donde podemos disfrutar de una verdadera libertad haciendo lo bueno y motivando a otros a que también lo hagan, es decir dando buen testimonio de nuestra vida cristiana.

Recordemos que el que hace lo malo es del diablo y por tanto es un esclavo de este personaje y aunque se crea libre, está haciendo siempre la voluntad de las tinieblas y ya no puede razonar debido a que el mismo pecado se ha encargado de endurecer su corazón: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer.  El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.” Juan 8:44. Los deseos del diablo son corromper al hombre que es el ser más brillante en la creación de Dios y enviarlo al infierno y para esto usa el pecado, insinuando, persuadiendo y tentando al hombre para que cometa pecado y al mismo tiempo ayudándole para que su conciencia no le retribuya sus obras con remordimiento. Entonces el hombre que gustosamente accede a los deseos del diablo, se convierte en su esclavo. 

Entonces queda totalmente claro que el que participa en el pecado es esclavo del diablo: “¿No sabéis que, si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?” Romanos 6:16.  Y para huir de esta esclavitud es necesario que hayan verdaderos siervos de Dios amables, aptos para enseñar, sufridos en el ministerio, mansos de corazón, humildes para corregir, de tal manera que puedan exhortar a estos esclavos y que mediante la voluntad de Dios, sean tenidos dignos de llegar al arrepentimiento y de escapar del laso de las tinieblas; para finalmente constituir el ejército de Cristo, lleno de personas libres, en cuyo corazón solo hay amor, bondad, justicia y fe y que más que ser responsables de sus actos, con ellos den buen testimonio al mundo, de que hay un camino a la libertad que se llama Jesucristo.  ¿Entonces cómo escapar de los lazos de cautividad del diablo?  Hay dos factores:  La voluntad de Dios quien les concede la gracia de arrepentirse y luego mediante el conocimiento de la verdad que es Jesucristo y su palabra.

Estimado amigo, si aún eres esclavo del pecado, recuerda que Jesucristo te puede hacer libre: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” Juan 8:36. Muchos piensan que son libres; pero siguen siendo esclavos, dado que siguen mintiendo, siguen diciendo vulgaridades, viven en adulterio, todavía toman bebidas embriagantes, todavía honran imágenes, todavía son religiosos que no escudriñan la palabra ni tampoco la obedecen y no se han convertido de verdad al evangelio de Jesucristo.  Los que aún no aman a su prójimo y el deseo de su corazón es aniquilar y destruir todo lo que se esté oponiendo a sus ideales, estos también son esclavos del diablo, aunque parezca que usan la libertad para tomar sus propias decisiones; pues la libertad en Cristo conlleva a hacer el bien y la esclavitud del diablo conlleva a hacer el mal.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido, para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21. 


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