¿Cuál es la verdadera religión?

Santiago 1:27

“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”.

CONCLUSIONES.

Se habla mucho de religiones en este mundo, pero veamos cuál es la definición según la Real Academia Española: “Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto”.  En síntesis, para el mundo en general, cualquier grupo de personas que se reúnan con el fin de darle culto, tributo o alabanza a su dios predilecto, entonces se constituye en una religión; no importa si lo hacen a favor del Dios verdadero o a cualquier otro dios creado por el mismo hombre o por las tinieblas.

El hecho de rendirle culto a un dios dentro de una religión entonces no garantiza la vida eterna, puesto que solo hay un Dios verdadero, que es Jehová de los Ejércitos, quien es el creador de todo el universo visible e invisible y que tan solo hay un mediador entre Dios y los hombres, que es Jesucristo hecho hombre, quien murió en la cruz del calvario para darle salvación a todo el que llegue a él arrepentido y le reciba como su señor y salvador. 

Dados estos principios solo habría un grupo que tiene los fundamentos y la certeza de poder salvar al hombre del infierno a través de las prácticas de su doctrina y ese es el cristianismo; sin embargo, no es una religión en el sentido práctico de la palabra, sino más bien un estilo de vida, pues el que llega allí es transformado completamente en una nueva criatura, apta para entrar al reino de los cielos; esto es si decide entregar su vida a Jesucristo y permitir que él lo moldee.  Todo lo contrario, a las sectas y religiones donde el hombre sigue viviendo a su manera y no hay él evidencia de que es una nueva criatura y que ha sepultado al viejo hombre con sus pasiones, deseos y pecados.

Veamos entonces qué es religión para Dios: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta”:

1.  Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones.

Visitar es no hacernos los de los oídos sordos, sino llegar hasta los huérfanos y las viudas, escuchar sus necesidades y hacerlos partícipes de nuestras bendiciones.  Ayudarles es una expresión de amor, lo cual constituye el fundamento del segundo gran mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  El ignorar a los necesitados, es ignorar dicho mandamiento; mientras que atenderlos es vivir la verdadera religión.  Pero no se trata de solo ayudar a los huérfanos y a las viudas, pues cuando analizamos el segundo mandamiento encontramos que debemos amar a los demás en la misma forma en que nos amamos a nosotros mismos, abriendo con esto infinitas posibilidades en cuanto a que muchos carecen de lo que nosotros ya tenemos y que suplirles sus necesidades para que al menos tengan nuestra misma calidad de vida o nuestra misma condición, entonces esto es ayudar a los necesitados y cumplir con el segundo gran mandamiento.

2.  Y guardarse sin mancha del mundo.

Para entrar en el reino de los cielos necesitamos un vestido blanco, sin manchas y sin arrugas, esto en el sentido espiritual significa un corazón limpio y puro delante de Dios; pues es menester recordar que sin santidad nadie verá a Dios y que allá en el cielo no podrán entrar personas sucias de pecado o que hagan abominación y mentira: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”.  Hebreos 12:14.

Guardarse sin mancha del mundo, significa ser santo; pues el mundo es el que contamina al hombre, a través de sus pasiones, sus deseos, su injusticia y su pecado.  Por eso el verdadero hijo de Dios debe apartarse del mundo y guardar todo su ser completo solamente para servirle a Dios.

Por todo esto, amar a nuestro prójimo y buscar la santidad, son las máximas expresiones de una verdadera religión (pura y sin mácula), mediante la cual el hombre estará verdaderamente preparado para entrar al reino de los cielos.  Lo demás que llamen religión solo son sectas, creencias o filosofías, que indudablemente no podrán dar vida eterna al hombre; sino que más bien mediante sus prácticas paganas y sus propios mandamientos, lo que hacen es llevar al hombre directamente por el camino de la perdición.  

Pues si en dichas sectas siguen a un dios que está clavado en una pared o colocado en un cimiento de concreto, no podrá salvar a nadie, máxime cuando él mismo no puede moverse de su sitio donde fue colocado.  Tampoco podrán recibir salvación de un dios quien fue un líder y que ya falleció, porque los muertos nada pueden hacer por el hombre y si estuvieran vivos, mucho menos, porque el hombre no puede rescatarse a sí mismo y mucho menos puede rescatar a los demás.

Y concluimos con este versículo que nos muestra que el único sacerdote que puede salvar es Jesucristo, por cuanto él es eterno: “Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”.  Hebreos 7:22-25. Lo bueno de este sacerdote es que hoy está sentado a la diestra de Dios y que desde allí intercede por sus verdaderos hermanos, los merecedores de ser llamados hijos de Dios.

Y es por esto que el cristianismo es la única religión verdadera, por cuanto se goza de tener un Dios vivo y también un mediador vivo, quien es Jesucristo; pero que también dentro de sus prácticas está el amor al prójimo y el guardarse sin mancha del mundo.  Pero no se confunda, así como hay hombres y mujeres que dicen ser la persona de Jesucristo, también hay muchas sectas que dicen ser cristianos, porque consideran a Jesucristo dentro de sus creencias, pero que finalmente adoran a un dios hecho de metal, de madera o de yeso; o le rinden culto a un “santo” creado por el mismo hombre.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

 

  

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