Hagamos el bien sin mirar a quien.

1 Pedro 2:15-16.

Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.”

CONCLUSIONES.

Hay varias voluntades de Dios dirigidas tanto al hombre común como también al convertido.  Aquí el apóstol está hablando al pueblo cristiano y le está revelando una de las voluntades de Dios:  “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo el bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos”.  ¿Y es que los convertidos a Dios también hacen el mal?  Lamentablemente en parte esto es correcto, no todos se convierten de corazón a Jesucristo y algunos hacen el paso de fe por quedar bien ante los demás o simplemente como un resultado del furor del momento; entonces el llamado de Dios a todos y mayormente a sus hijos es que “hagamos el bien”, y ¿Con qué fin? 

La respuesta es, “Para hacer callar la ignorancia de los hombres insensatos”, pues cuando el hombre común ve al cristiano haciendo el bien, entonces este se gana su respeto, pero cuando el cristiano está haciendo injusticias, está dando de qué hablar, entonces el mismo diablo buscará la forma de hacerlo tropezar, de hacerlo caer, de hacerlo quedar en ridículo con los inconversos y esto cumple con un propósito de las tinieblas que es “vituperar el nombre de Cristo” y esto lo logra a través del mal testimonio de los supuestos cristianos. 

Esto a su vez busca un propósito estratégico de las tinieblas, que consiste en cerrar el camino de la salvación a los que aún no se han convertido a Cristo, haciéndoles pensar que ese no es el camino apropiado, pues dicen ellos “allá en el cristianismo hay más corrupción que en el mundo entero”. Por lo tanto es menester vigilar nuestro testimonio, para que no resultemos cerrándole las puertas de la salvación a otros que la están buscando:  “Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando”.  Mateo 23:13.

El cristiano nacido de nuevo tiene la seguridad de no caer nuevamente en pecados voluntarios (o lo que es practicar el pecado), porque el fundamento de su vida ya no es la carne con sus pasiones y deseos, sino que su simiente es Dios: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.  1 Juan 3:9.  Entonces si un supuesto cristiano sigue pecando voluntariamente, quiere decir que aún no se ha convertido y mucho menos que ha nacido de nuevo y que se ha convertido en una nueva criatura.

Como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”.  Ahora, debemos conocer cuál es la verdadera libertad con que Cristo nos hizo libres, cuando acudimos a Él arrepentidos y le recibimos como nuestro Señor y Salvador.  Si realmente nos convertimos entonces vamos a ser libres del pecado, tanto del pasado como del presente, ya que en los cristianos estará la simiente de Dios y por lo tanto no pecarán voluntariamente.  Pero no siempre se da una conversión real y es por eso que los supuestos cristianos todavía no han muerto al viejo hombre lleno de pasiones y deseos, sino que usan la libertad a que Cristo los llamó como un pretexto para seguir pecando, para seguir haciendo lo malo, para seguir haciendo injusticias, para seguir desobedeciendo a Dios, lo que indica que ahora no son verdaderos siervos de Dios, sino que continúan sirviéndole a las tinieblas. 

Es así como el “seudo cristiano” encuentra este texto bíblico y cree que todo lo que hace le es lícito y que no tendrá ningún tipo de consecuencias y más aún piensa que no está desagradando a Dios por la supuesta libertad que tenemos ahora: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”.  1 Corintios 10:23.

Estimado hermano y amigo, hagamos siempre el bien, pues esta es la voluntad de Dios para todo el mundo y mayormente para el pueblo cristiano que debe dar buen testimonio de su fe, para no cerrarle las puertas de la salvación a los que aún andan perdidos y que no ven una buena opción en el cristianismo.  ¿Si debemos hacer el bien aún a nuestros enemigos, cuánto más a los que viven en paz con nosotros?: “Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen”.  Lucas 6:27. 

Para los que se excusan en la maldad de los demás para no hacer el bien, Dios nos pide luchar a través del bien, pues el bien es un arma espiritual que puede combatir el mal: “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”.  Romanos 12:21.  Y para los que no creen que haya una recompensa para los buenos, observen este texto: “Sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre”.  Efesios 6:8.  Finalmente este texto nos invita a todos a huir del mal: “Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala”.  1 Pedro 3:11.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.

  

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