¿Andas conforme a la carne o conforme al Espíritu?

Romanos 8:1.

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.

CONCLUSIONES.

Hay un dicho popular que reza “El que anda entre la miel algo se le pega” y esto está demostrado en forma práctica por los estudiantes de colegios y universidades, quienes están rodeados de un círculo social lleno de argumentos filosóficos sin fundamento y de ideas que hasta van en contra de la moral y las buenas costumbres y es así como un joven educado en un hogar ejemplar puede terminar siendo ateo y apoyando las teorías de la evolución que menosprecian el acto creativo de Dios.

También a nivel filosófico encontramos un pensamiento que reza: “El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe” de Jean Jacques Rousseau plasmado en su discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres en el año 1755; él pensaba que el ser humano es bueno por naturaleza y que se corrompe en su interacción con los otros seres humanos en la sociedad.

Y es posible que estos dichos tengan su fundamento dentro del reino de los hombres, pues el hombre común ha sido el vehículo de transmisión del pecado desde un ser humano hasta otro, dado que en ellos no hay resistencia a la injusticia, ni a la maldad y en síntesis toman el pecado como algo bueno y liviano, por lo cual lo ponen en práctica fácilmente y de esta misma manera hacen partícipes a otros seres humanos, haciendo que este asunto del pecado sea algo pegajoso como la miel y que termine contaminando a muchas personas que supuestamente nacieron “buenas” o que están viviendo una vida aparentemente “buena” enmarcada dentro de la moral y las buenas costumbres; he aquí la aplicación de estos dos dichos.

Y esto genera una pregunta adicional: ¿Y quién contagió a los primeros hombres? La respuesta es que el diablo fue el primer contaminado, pero se contaminó de su propio orgullo y altivez que lo llevó a rebelarse contra Dios, luego este se encargó de tentar a Eva para que desobedeciera y luego ella tentó a Adán quien también se contaminó y desobedeció y desde entonces han existido dos generaciones, una temerosa de Dios encabezada por Abel y otra generación de rebeldes a Dios encabezada por Caín. Aún así no debemos ignorar el gran esfuerzo que hacen las tinieblas para esparcir el pecado dentro del género humano a través de sus espíritus inmundos y demonios.

Para no ser un instrumento de transmisión del pecado, entonces se necesita ser un cristiano de verdad, que esté cimentado en la Palabra de Dios y que tenga temor a Dios, para que rechace toda insinuación del mal y que de esta forma no termine contagiado del mal y también siendo un instrumento para contagiar a otros.

Luego de esta introducción pasamos a revisar estos dos grandes y únicos grupos de seres humanos:

a.  Los que andan conforme a la carne.

Aquí en este grupo están la mayoría de los seres humanos que por su naturaleza son pecadores no arrepentidos, quienes nunca han tomado la decisión de arrepentirse y de andar conforme a la Palabra de Dios.  Para este grupo indudablemente no hay salvación, pues viven abiertamente para el pecado y para el mundo con sus pasiones y deseos, y sabemos que el mundo está bajo la potestad del diablo y que él por su naturaleza es “padre de mentira” y que, aunque le prometa a sus seguidores reinos, paraísos, palacios y grandes riquezas, jamás podrá dar salvación al hombre, sino que gustosamente hará que le acompañen en el tormento eterno, seduciendo a los hombres bajo sus mentiras. 

El hombre pecador cree que va a gozar junto con el diablo allá en el infierno (incluso algunos hablan de una parranda eterna), pero qué desagradable sorpresa se llevarán cuando despierten en un horno de fuego en el cual serán atormentados cada minuto de su miserable existencia; esto es hasta que el infierno sea lanzado al lago de fuego y azufre, donde el tormento será aún mayor.

b.  Los que andan conforme al Espíritu.

Este grupo de personas que es una minoría, son los que han nacido de nuevo y en su corazón está el trono del Espíritu Santo quien gobierna sus vidas por completo. Estos ya no viven pensando en las cosas temporales de la vida; sino que ponen su mirada en el reino de los cielos y todo lo que hacen, de alguna u otra forma contribuye a agradar a Dios y ayudar a construir el reino de los cielos desde la tierra: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”. Colosenses 3:1-2. Entonces si de verdad has nacido de nuevo, debes estar buscando las cosas del cielo y no las cosas de la tierra.

Estos indudablemente por haber recibido el Espíritu Santo de Dios en su corazón, también han sido sellados para el día de la redención y por consiguiente les espera un futuro lleno de amor, gozo, paz y bendición en el reino de los cielos; por eso dice el texto que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”, afirmando con esto que los que están en Cristo, han nacido de nuevo y que por lo tanto ya hacen parte de los escogidos para salvación.

Este remanente tiene una característica muy especial y es que son verdaderos hijos de Dios y aunque estén viviendo aquí en la tierra, no se les pega nada del mundo, ni son contaminados por el mundo, porque han nacido del Espíritu quien los protege mientras permanezcan fieles a la Palabra de Dios.

Indiscutiblemente hay una gran diferencia en el actuar de los que andan conforme a la carne y de los que andan conforme al Espíritu, y no es suficiente solo con decir esto, pues es muy generalizado y la mayoría no lo entienden o no quieren adentrarse más en su estudio para no versen confrontados.  Veamos algunas diferencias entre vivir en la carne o en el Espíritu:

1.  Los que andan conforme a la carne dicen mentiras, hacen vanas promesas que difícilmente pueden cumplir y hablan vulgaridades; mientras que los que andan conforme al Espíritu defienden la verdad y de sus labios solo sale alabanzas para su Creador.

2.  Los que andan conforme a la carne viven en parrandas, bailes, alcohol y otros vicios; mientras que los que andan conforme al Espíritu van a un templo a alabar a Dios con cánticos, salmos e himnos y también a escuchar el consejo de su Palabra.

3.  Los que andan conforme a la carne leen novelas y obras literarias de todo tipo (hasta diabólicas), que en su mayoría son historias ficticias; también ven películas de terror, de violencia y de ciencia ficción; pero los que andan conforme al Espíritu solo leen la Biblia y ven películas cristianas de carácter formativo. Muchos dicen: ¡Qué pereza leer la Palabra de Dios!, pero ignoran que solo allí se puede encontrar la vida eterna.

4.  Los que andan conforme a la carne aprovechan cualquier puente para ir de paseo, para divertirse y para descansar; pero los que andan conforme al Espíritu aprovechan este tiempo para estar en ayuno y oración delante del Señor, sabiendo que en Dios encontrarán el verdadero descanso para sus cuerpos y para sus almas.

5.  Los que andan conforme a la carne aprovechan cualquier oportunidad para obtener ganancias deshonestas a costillas de su prójimo, para practicar la usura, para robar desde cosas chicas hasta grandes y para “tumbar” a quien les dé “papaya”; pero el que anda conforme al Espíritu ama a su prójimo y desea compartir con él todas las bendiciones que ha recibido de parte de Dios.

6.  El que anda conforme a la carne ignora al Dios verdadero y hasta cree en otros dioses y aprovecha cualquier oportunidad para murmurar de su Creador; pero el que anda conforme al Espíritu vive en fe, siendo fiel a su Señor y dando buen testimonio de la obra redentora y salvadora que hizo Jesucristo en su vida.

7.  El que anda conforme a la carne se mete en negocios o empleos que van en contra de la voluntad de Dios como los negocios ilícitos o fraudulentos, bares, tabernas, discotecas, prostíbulos, fábricas de licor y cigarrillos, juegos de azar, compra y venta de loterías, compra y venta de alucinógenos, espectáculos que involucran el abuso y tortura de animales y la distribución y venta de partes o enseres robados; pero el que anda conforme al Espíritu busca solo aquellas cosas que le agradan a Dios.

8.  El que anda conforme a la carne visita sitios o iglesias llenos de ídolos o imágenes hechas de metal, de madera o de yeso y también se inclina a ellas y las honra; pero el que anda conforme al Espíritu solo adora a Jehová de los Ejércitos quien está sentado en su trono en el reino de los cielos y que hace presencia en cada hombre convertido a través de su Santo Espíritu.  Dios no usa imágenes para mostrarse al hombre, porque el hombre resulta adorando a las imágenes y no a Dios y como resultado le está robando la gloria a Dios para dársela a los ídolos.

9.  El que anda conforme a la carne se cree bueno y dice que esto es suficiente para salvarse o espera en la salvación prometida por su secta o religión, o simplemente cree que Dios es muy bueno para enviarlo al infierno; pero el que anda conforme al Espíritu escudriña la Palabra de Dios y la obedece sabiendo que solo los obedientes podrán ser verdaderos hijos de Dios.

10.  El que anda conforme a la carne hace su trabajo mal hecho, con desgano y con deshonestidad, ansiando el día en que debe recibir su salario; en cambio el que anda conforme al Espíritu hace todo buscando la perfección, dando aún más de lo que le fue ordenado y todo lo hace como una ofrenda de amor para Dios, quien finalmente le retribuirá por su trabajo, aunque lo haga a través de su patrono.

11. El que anda conforme a la carne busca vivir una vida de abundancia y de derroche; mientras el que anda conforme al Espíritu reparte y da a los pobres de sus recursos, sabiendo que de esta forma estará acumulando tesoros en el reino de los cielos.

12.  El que anda conforme a la carne se involucra en la política buscando poder para enseñorearse de las multitudes, también busca dinero, auxilios, prebendas, beneficios en contratos públicos y hasta parte de las tortas que reparten los corruptos; pero los que andan conforme al Espíritu buscan la justicia, el amor, la paz y la igualdad con su prójimo.

13.  El que anda conforme a la carne solo se preocupa por su bienestar, por el bienestar de su familia, por una economía floreciente, por la tenencia de bienes materiales y por estar en los círculos sociales de su agrado; pero el que anda en el Espíritu está perseverando en el reino de Dios y su justicia, escudriñando las Escrituras, encomendando el cuidado de su alma a Jesucristo su Señor, siendo obediente a los mandatos de Dios y sobre todo confiando en que Dios traerá bendición a su vida, a su familia, a su canasta y a su economía.

14.  El que anda conforme a la carne se va detrás de cualquier teología o doctrina barata, detrás de cualquier secta o religión que llene sus expectativas y sus deseos carnales; mientras que el que anda conforme al Espíritu escudriña las Palabra de Dios (tomando las fuentes más fieles y originales que pueda) y se conduce fielmente acorde con los mandatos allí escritos.

15.  El que anda conforme a la carne se contenta con ir a la iglesia solo el domingo y hasta queda satisfecho con pararse cerca de la puerta donde todo el mundo pueda verlo (estos son los cristianos domingueros); en cambio el que anda conforme al Espíritu estudia todos los días la Palabra de Dios y se preocupa de ponerla por obra, también participa activamente de todos los servicios programados por su iglesia, canta, alaba a Dios y le adora, ayuna, vigila y sobre todo cumple la gran comisión haciendo partícipe a otros del evangelio de la salvación.

16.  El que anda conforme a la carne no se somete a la autoridad delegada por Dios (como al esposo o al pastor), ni a las autoridades terrenales permitidas por Dios y busca por todos los medios de evadir el pago de impuestos; en cambio el que anda conforme al Espíritu se somete y respeta todo tipo de autoridad y también paga con agrado sus impuestos.

17.  El que anda conforme a la carne se viste y se arregla en forma ostentosa, buscando alimentar su orgullo y vanidad y también pensando en despertar la envidia o la admiración en otras personas; mientras que el que anda conforme al Espíritu viste con decoro, pudor y modestia en la parte física y se adorna con virtudes en la parte interna como un espíritu afable y apacible, lleno de bondad y de amor.

Definitivamente hay una gran diferencia entre andar en la carne o andar en el Espíritu, pues los primeros irán a condenación eterna, mientras los segundos heredarán el reino de los cielos.  ¿En qué grupo de estos anda usted?  Si tiene dudas o luego de esta explicación detallada está seguro de que anda conforme a la carne, entonces debe hacer un alto en su vida, reflexionar y volver su corazón a Dios, quien lo está esperando con los brazos abiertos para perdonarle, para limpiarlo, para transformarlo y finalmente salvar su alma de la perdición eterna.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21. 

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