Alguien nos está mirando.


Aunque el mundo no conozca a Dios y tampoco le quiera conocer, Dios está vigilando permanentemente tanto a los buenos como a los malos y como producto de esta actividad también Dios recopila un video como parte de nuestro historial de vida aquí en la tierra, para ser usado durante el juicio final.

Texto: Proverbios 15:3.

Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos”.

CONCLUSIONES.

Dios tiene una cualidad sobrenatural que es la omnipresencia; es decir, que hace presencia en todo lugar y esta presencia la hace a través de su Santo Espíritu, dado que Él como Padre está sentado en su trono en el reino de los cielos y su Hijo está sentado a su diestra (antes de la encarnación y luego de la resurrección): “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Apocalipsis 3:21.

Por otra parte la escritura afirma que el Espíritu Santo estará con nosotros hasta el final de nuestros días sobre la tierra (hablo del pueblo cristiano), porque una vez sea quitado el Espíritu Santo, es porque la iglesia ya no estará en esta tierra y habrá partido con el Señor; esto sin ignorar que el Espíritu Santo habita en el corazón de los verdaderos hijos: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”. Juan 14:16:17.

El texto advierte que “Los ojos de Jehová están en todo lugar”; es decir, que por muy ocultas que sean nuestras actividades, allí siempre estarán los ojos de Dios vigilando. Si los pecadores entendieran esto, seguramente se arrepentirían, pero la mayor parte del mundo es incrédulo, aunque digan ser religiosos; por tanto, han escuchado que existe un Dios, pero no han creído en Él y tampoco se han acercado a Él para escuchar cuáles son sus demandas frente al hombre que es su creación.

¿Y cuál es el propósito de que Dios esté en todo lugar? Primero porque es Dios y tiene la cualidad de hacer presencia en todo lugar y segundo porque está “mirando a los malos y a los buenos”. ¿Y para qué los mira? Bueno, un día habrá un juicio final y se necesita una evidencia testimonial de las obras de cada hombre sobre la tierra y de esta forma no podrán negar cada uno de sus hechos, pues los estarán viendo en forma viva, aunque sea en diferido.

Los videos de hoy guardan la imagen y el sonido; pero estos videos celestiales guardan también todas las circunstancias del momento asociadas al desarrollo de una actividad, como los pensamientos, la sensación térmica, las angustias, las emociones, los instintos, etc.; por eso digo que son videos “vivos” porque cuando las persona los mira queda sumergido en el desarrollo de los acontecimientos como si los estuviera viviendo de nuevo; esto es como cuando alguien mira una película y le parece tan buena, que siente estar sumergido dentro de ella como uno de sus actores; esto es realidad virtual y lo que vamos a ver en el juicio es realidad viva.

Esta evidencia se guarda en algunos libros que reposan arriba en el cielo, y que son el fundamento para el juicio: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apocalipsis 20:12. Seguramente un libro suena como algo muy pequeño donde puedan caber los videos de 8 mil millones de personas; pero aún con la tecnología humana esto ya está sucediendo, entonces con la tecnología celestial que representa los inventos más sofisticados de Dios, de seguro que no hay nada imposible.

¿Entonces tendremos alguna forma de escondernos de su presencia? Realmente ninguna, y aunque los malos no están agradando a Dios, de todas formas, Él los está mirando; de lo contrario no fuera Dios, pues imagínese un Dios que no sepa qué hace cada una de sus criaturas, al final ocurriría como reza el dicho popular: “Le meten gato por liebre”; es decir, un malo haciéndose pasar por bueno y sin la evidencia de sus hechos no habría forma de declararlo culpable.

Y esto no le puede suceder a nuestro verdadero Dios Jehová de los Ejércitos; a los otros dioses sí les puede suceder, porque ellos solo existen en la mente del hombre o son entidades de las tinieblas que se hacen pasar por dioses, tanto que ellos (los ídolos) no pueden hacer ni bien ni mal, y cuando sucede algo bueno fue porque Jehová lo hizo y cuando sucede algo malo, fue porque Jehová lo hizo o permitió que las tinieblas lo hicieran; pero los otros dioses (los ídolos) ni siquiera respiran, ni siquiera pueden caminar, ni siquiera puede trasladarse de un lugar a otro. Esto sin demeritar los hechos de las tinieblas, quienes tienen mucho poder, pero que están supeditados a la voluntad permisiva de Dios.

Estimado hermano y amigo, Dios está viendo todo lo que haces sea bueno o sea malo y no podrás escapar del juicio final; por tanto, acude hoy arrepentido a los pies de Cristo y recíbele como Señor y Salvador de tu vida, para que tus pecados sean borrados de los libros celestiales y en cambio en ellos queden escritas tus buenas obras, para que ellas den testimonio de tu bondad cuando te encuentres ante el juicio final.

Que Dios los bendiga grande y abundantemente.

Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario.  Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu.  A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad.  Amen”.  Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21. 

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