Las mentiras como una práctica de vida.
El mundo ha adoptado las mentiras como una práctica común en su forma de vida, ¿pero será que esto agrada a Dios?
Texto:
Proverbios 13:5.
“El justo aborrece la palabra de
mentira; Mas el impío se hace odioso e infame”.
CONCLUSIONES.
Ciertamente Dios aborrece al mentiroso porque está en
contra de su esencia que es la verdad y por eso mismo todo verdadero cristiano
también aborrece la mentira y si por accidente cae en alguna de ellas con
seguridad que correrá arrepentido a buscar el perdón delante de Jesucristo: “Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí”. Juan 14:6.
Mucho hemos hablado sobre la mentira, pero no está por demás
repetir que esta práctica es usada por las personas del mundo para librarse de
alguna culpa delante de los demás, para quedar bien ante otras personas, para
ganar premios, regalías o auxilios a los cuales no tendría derecho en
situaciones normales y como una forma de socializar con los demás.
¿Pero qué busca descubrir este texto bíblico en nuestros
corazones? Es simple y significa que, si aún mantenemos esta práctica de
mentir, es porque aún no nos hemos despojado del viejo hombre con sus vicios y
pecados, y por consiguiente no hemos nacido de nuevo; es decir, que no somos
esas nuevas creaturas que espera Dios de nosotros, para poder premiarlas con el
reino de los cielos: “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado
del viejo hombre con sus hechos”. Colosenses 3:9.
¿Y qué dice Dios sobre la situación de su pueblo? “Porque
este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de
Jehová”. Isaías 30:9. Había tres grandes problemas en el pueblo de Dios: La
rebeldía, la mentira y la indiferencia delante de Dios, problemas que aún
persisten en su pueblo en el día de hoy y mayormente en el mundo que no ha
conocido a Dios, siendo uno de los principales pecados la mentira.
¿Y por qué Dios aborrece la mentira si para muchos es
deliciosa al paladar? Es simple, además de ser contraria a su esencia, Satanás
el enemigo de Dios y el nuestro es el padre de mentira y si Dios la permite,
entonces estaría buscando congraciarse con el diablo: “Vosotros sois de
vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha
sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no
hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y
padre de mentira”. Juan 8:44.
Hablo de los verdaderos hijos de Dios, aquellos que
desean en su corazón agradar a su Padre, pues para el hombre común compartir
con mentirosos es una delicia, porque están participando en la expansión del
reino de las tinieblas; pero para los justos, esta práctica es despreciable.
¿Y por qué son tan malas las mentiras? Porque todo el que
las practica irá al fuego eterno del infierno: “Pero los cobardes e
incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los
idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego
y azufre, que es la muerte segunda”. Apocalipsis 21:8.
Aquí no se hace diferencia entre mentiras piadosas y
mentiras grandes, todas igualmente son abominación a Dios y el que las
practique recibirá su justo castigo. El mundo no le teme al infierno, porque si
no creen en Dios, mucho menos creerán que existe un lugar de castigo y por esa
razón siguen deleitándose con las mentiras.
Dirán algunos que es imposible dejar las mentiras, pero eso
no es cierto, pues los que han llegado a ser verdaderos hijos de Dios ya no
pecan voluntariamente, porque su padre ya no es el diablo, sino el Dios que
está en el reino de los cielos: “Todo aquel que es nacido de Dios, no
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede
pecar, porque es nacido de Dios”. 1 Juan 3:9.
El que es del mundo o del diablo (porque el diablo
gobierna el mundo), tiene en sus genes la mentira; en cambio el que nace de
nuevo a través del Espíritu Santo, recibe la limpieza de todo su ser incluyendo
sus genes; por tanto, en su interior ya no habrá mentiras para sacar a la luz. A
través de la mentira, el pecador se hace más malo cada día delante de los hijos
de Dios, más delante de los hijos del diablo se hace célebre y famoso: “Mas
el impío se hace odioso e infame”.
Estimado hermano y amigo, si todavía te gustan las
mentiras o las practicas rutinariamente, entonces aún no eres de la familia de
los hijos de Dios, pues Dios aborrece a los mentirosos y si nosotros somos
verdaderos hijos, entonces también debemos aborrecer las mentiras. Y si aún
mientes, entonces debes correr arrepentido a los pies de Cristo y recibirle
como su Señor y Salvador.
Que Dios los bendiga grande y abundantemente.
Estimado amigo, si deseas hoy entregar tu vida a Jesucristo haz esta sencilla oración en voz alta: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y me acerco a ti arrepentido para que me perdones y me laves con tu sangre derramada en la cruz del calvario. Yo te acepto hoy como el Señor y Salvador de mi vida y te pido que entres en mi corazón y me transformes, me purifiques y me santifiques, porque quiero ser el templo de tu Santo Espíritu. A partir de hoy me comprometo a no practicar más el pecado, a leer tu Palabra, a meditar en ella y sobre todo a obedecerla, para que yo pueda estar en el reino de los cielos por una eternidad. Amen”. Y si estás en peligro de muerte y no estás en paz con Dios, puedes acudir a la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, clamando a gran voz por salvación: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:21.
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